En medio del mar hondo, implora a la señora de la falda de jade, lo cobije en sus manos…nada quedará de pie, todos tendremos que ir, cuando llegue el día, nos uniremos con los demás —Guendanabani Xhianga sicaru-
En memoria de Román Macías Pisano, Ben Guzío
La primera vez que tuve contacto con el joven Guzío fue a través de mi blog. En algunas ocasiones me encontraba con comentarios de amigos en alguno de mis posts. Estos tenían felicitaciones o dudas. Una crítica era sumamente rara y podría llegar a decir que inexistente. Pero sucedió un día que varios de mis posts habián recibido críticas y severas acerca de lo que escribía. El joven que escribió todas estas se apodaba de distintas formas. A veces firmaba como don Abundio y a veces como Juan. Me impresionó la forma en la que escribía, una rara pasión intelectual por un tema que poca gente se preocupa. Yo simplemente me digne a contestarle en forma práctica. Varios de los escritos que habían en mi blog no eran míos, y los que lo eran venian de una formación clara y una línea definida de estudio.
«Me hice de mi primer hater» pensé. En internet es común encontrar a personas que no les agrada lo que escribes. Guzío era el primero más claro. Decía afirmar conocer a los pueblos de Oaxaca y que mucho del pensamiento que él había descifrado simplemente no concordaba con mis posturas acerca de la cultura antigua mexicana. Yo no discutí mucho con él, lo mande a las fuentes y por esos días el maestro Ehecatl estaba creando su propio blog. Así que lo mande a discutir con él. Al principio renegó, pero después tuvo contacto con él, y nuestras vidas se verian afectadas para siempre.
Ben Guzío, el maestro Ehecatl y yo teniamos las mismas inquietudes. Mi joven amigo entabló también una discusión con Ehecatl y «nos dimos hasta con el sartén». Un tiempo más tarde estas similitudes se convertirian en puntos en común sobre nuestras distintas experiencias y conocimientos sobre la cultura zapoteca y mexica. Sobre todo Ehecatl quien continuó en constante contacto con el joven que decía había convivido con tiemperos zapotecas. Al igual que yo, también había tenido un mentor a quien frecuentaba constantemente en un pueblo llamado San Pablo Güilá. Don Abundio era el nombre de uno de los grandes herederos del conocimiento antiguo, despreciaba la religión cristiana y aún realizaba rituales para llamar la lluvia y crear un ojo de agua cercano al pueblo. Ben Guzío había documentado todo e incluso había hecho una tesis respecto a la serpiente y la lluvia y la relación que los tiemperos tenían al llamarlo Guzío.
A la izquierda, don Abundio, a la derecha, su padre, don Basilio, muerto en 1961. Todavía hoy, la gente de San Pablo Güilá, comunidad zapoteca de Oaxaca, dice: «Don Basilio era un dios».
La relación entre maestro Ehecatl y Ben Guzío creció y el joven confesó que su «padrino» don Abundio sufría de una enfermedad en septiembre que lo dejaba paralizado. Y había sufrido derrames cerebrales pero aún se conservaba lúcido, con excepción de ese mes en la que parecia que su energía desaparecía. El maestro Ehecatl le ofreció su ayuda y unos días más tarde estariamos embarcandonos hacia Oaxaca a conocer varios tiemperos y curar a Don Abundio de su enfermedad. Todo el encuentro fue recopilado en este post.
Ese viaje a Oaxaca fue determinante para el maestro Ehecatl y para mí. Gracias a Ben Guzío se habían reunido varios tiemperos en la comunidad de Güilá y en esta ocasión, el pueblo también se había unido a los rituales que destrozaban por completo la cristianidad que había reinado en estos lugares. Por primera vez presencié algo que creí que nunca sucedería de nuevo, las viejas creencias y los antiguos rituales estaban emergiendo nuevamente en Oaxaca.
Nuestra amistad con Ben Guzío se afianzó. Cuando creó su cuenta en Facebook nos dimos cuenta que nuestros temas en común iban más allá de la cultura antigua mexicana. Ben Guzío estaba consciente de la desgracia que había sufrido Europa cuando la religión cristiana había aplastado el pensamiento antiguo.
Nunca olvidaré las palabras que me dedicaste después de postear mis impresiones sobre el viaje:

Amigo Oscarín:
Te digo sinceramente que hoy, más de dos años de haber conocido tu blog, me alegro mucho de haberlo hecho, pues gracias a él pude conocer al maestro Ejekatl, que se está convirtiendo en un gran aliado de mis amigos zapotecos y de nuestra cultura. Por supuesto, cuando conocí el blog nunca pensé que me llevaría a conocer a alguien como Ejekatl, ¡con todos esos mensajes que se burlaban de los colonizadores españoles, de la religión cristiana y que decían que los pueblos antiguos de Mesoamérica no habían tenido “dioses”! Aunque hoy sigo en cierto desacuerdo, no tanto con lo que dijiste sino con la forma en que lo dijiste, dejé de ser “hater” del blog en 2010 cuando vi que no respondías a las agresiones, lo que francamente me dejó admirado, y más cuando comprendí porque lo hiciste al leer la frase que publicaste en alguna entrada, aunque no con referencia a mí, sino al mundo en general: “Solo tu amigo quiero ser”. Al leerla pensé: “Tenamaxtli es sincero al decir eso, al no responder a mis agresiones así lo demostró. Aunque presuma de rebelde y de “super hombre”, en el fondo es una buena persona, y no vale la pena ser su hater”. En cuanto al punto de si en Mesoamérica había dioses o no, creo que ya te habrá quedado claro con la visita a San Pablo Güilá. Cuando conocí tu blog te dije: “Ven a mi tierra, a las regiones no influidas por la cultura occidental, y conocerás a los dioses de Mesoamérica”, cuando dije eso nunca esperé que lo hicieras, pero ahora, luego de esa visita, que te agradezco mucho, creo que el punto habrá quedado claro. Creo que ya sabes que estoy profundamente agradecido contigo y con los demás asistentes por su visita, y por el interés que pusieron en mi cultura y los problemas de mis amigos, no es común que recibamos esa clase de “ayuda externa”, así que a nombre de todos mis amigos les doy las gracias, sinceramente».

Ir a Oaxaca también modificó al maestro Ehecatl, pues unos meses más tarde recibió a uno de los mejores alumnos que ha tenido. Ben Guzío estuvo puntualmente en el taller de Ehecatl en los siguientes meses y los planes para reunir a todos los tiemperos de México emergieron. Ya don Aurelio del pueblo de Amatlan de Quetzalcoatl estaba dispuesto a cooperar con Guzío para la celebración de otras reuniones entre tiemperos. Nos llegó incluso a invitar a sus bodas de plata a la que no pude asistir.
Don Aurelio y Ben Guzío
Cuando acudí a la universidad en la que Guzío se graduó le escuchar hablar sobre una la cultura zapoteca en una universidad altamente religiosa. Muchos de los asistentes le preguntaron sobre la posibilidad de dialogo entre el cristianismo y la culturas originarias. Guzío rechazó tal posibilidad por la simple idea de que eran dos mundos aparte. Ese día supe que mi joven amigo era una persona especial y un aliado importante para mí. Después de tu ponencia, asistimos a Fuentes Brotantes, un lugar desconocido para mí en ese entonces. Me enseñaste lo mágico del lugar y lo mucho que apreciabas visitarlo. Tu gusto por la cultura antigua me hizo sentir una enorme empatía hacia ti y pensé que todavía nos faltaba mucho camino por recorrer.
Al igual que Thoreau, considero que Guzío fue una persona que le daba su amistad a muy pocas personas y  todo se debía a su singular forma de pensar. A Ehecatl le impresionó tu enorme sabiduría a la corta edad de 24 años. Nos rolamos una enorme cantidad de libros e información sobre los pueblos antiguos del mundo. Rara vez te encuentras con personas tan peculiares y a la ves tan similares a ti. Esto se reflejo en las continuas platicas que mantuviste conmigo y con Ehecatl. Te atrajo la idea del Nómada Digital, el anarquismo individualista y la belleza del pensamiento pagano. Aun tengo los libros que me recomendaste y que pienso leer muy pronto. Te agradezco que hayas revivido el taller del profesor y que hayas colaborado con la clase puntualmente.
…le pregunté si sabía quien es el papa y me dijo
«es el dueño de la Iglesia, es un ser que esparce maldad y enfermedad allí a donde va, por donde pasa todos se enferman» De la sabiduría de don Abundio, nahual tiempero de Oaxaca…de las notas de Ben Guzío
En un espacio de tiempo muy corto fuiste parte de mis mejores amigos y el día que supe que partiste dejaste un hueco muy profundo en mi corazón. Ehecatl, Don Abundio, Don Aurelio y yo fuimos los que más lamentamos tu muerte después de tus padres. Ese día, el maestro encendió el fuego y colocó copal para comunicarse contigo. Nos dijiste que estabas bien y que nos agradecías el tiempo que compartimos contigo.
Dejaste muchos proyectos pendientes amigo. Tu eras una persona clave en la reconstrucción del pensamiento antiguo. Jamás imaginé que no volvería a hablar contigo físicamente. Me hubiera gustado que permanecieras con nosotros más tiempo y nos acompañaras en esta aventura en la que tenías un lugar especial.  Te agradezco todos los comentarios que hiciste en mi blog, en mi perfil de facebook y en el enorme apoyo que me diste en Elance.

Yo sé que te hubiera gustado una despedida acorde con lo que fue tu vida y tus creencias. Este es el primer homenaje que te hago y en el cual hago conocer a todos los que lo lean quien fuiste y cual fue tu legado en este mundo. A partir de ahora no podré dejarte de ligarte con el rayo y la lluvia, elementos que estudiaste a consciencia mientras estabas con vida. El maestro Ehecatl ya te dedicó la danza del señor Mictlantecuhtli con el cuál honra tu partida. Yo lo haré cuando las primeras lluvias de mayo caigan sobre Oaxaca y sé que estaré sintiendo tu presencia cada que vea o escuché un rayo. Sé que te hubiera gustado una despedida al más puro estilo de los pueblos antiguos paganos. Por eso no te digo las palabras cristianas «Descanse en Paz» y mejor te digo el antiguo epitafio romano:

S. T. T. L
Sit tibi terra levis
 Séate la tierra ligera 
Te extrañare muchísimo amigo.

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2 replies on “Ben Guzío o el joven hijo del rayo”

  • Fabeg
    marzo 25, 2013 at 7:28 pm

    Pero qué fue lo que le sucedió? RIP

  • mayo 18, 2023 at 7:04 am

    […] gracias al blog y he compartido experiencias únicas. Quizás el caso más especial fue el de Guzío. Un lector que inicialmente dejó comentarios de odio o molestia por algunos de los post escritos […]