Una característica de la segunda década del milenio actual es la obsesión por la nostalgia. Las empresas se dieron cuenta de esta tendencia cultural desde hace un par de años y empezaron a explotar económicamente el concepto. En los últimos años han salido a la luz cientos de reboots de series de televisión, películas, novelas y libros que nos cuentan nuevamente una historia que ya ha sido adoptada por la cultura popular. La nostalgia posee la cualidad de ser algo reconocible, memorable y emotivo. Ya sea porque nos lleva a una época de nuestra niñez o adolescencia y/o porque nos sentimos parte de la historia de la nostalgia misma. 

La nostalgia probablemente ya existía en otras épocas. Podemos sospechar de ella en la canción de los Smashing Pumpkins «1979«. Producida en 1996, la letra evoca una juventud de finales de los setenta mientras que representa otra juventud que en su tiempo era contemporánea.  Lo que hoy en vemos es un cúmulo de nostalgias listas para ser empaquetadas para su venta como producto vintage. Este anhelo por el pasado colectivo tiene también una sombra oscura detrás de la psique moderna. Vinculando este tema con el post anterior, ahora existe un mundo pre 9/11 y post 9/11. Aunque es más evidente en la cultura americana, todo el mundo se vio repercutido por una especia de «pérdida de inocencia». Un estado mental que se ve alterado por la muerte de un mundo representativo de nuestra vida pasada. Basta con la muerte de un actor, cantante, político o producto del pasado para que veamos una ruptura de esa era o etapa personal. Los días posteriores al deceso de Michael Jackson, por ejemplo,  muchas personas afirmaban en Twitter que el último ícono del siglo XX (en la música) se había ido. Algo similar pasó hace poco con la muerte de Fidel Castro y Nelson Mandela.

Hoy en día existe un elogio a la nostalgia que le quita méritos o valor al presente. La cultura popular ahora está bajo el escrutinio del auge del feminismo de la tercera ola y la Cultura de lo Políticamente Correcto. Star Wars es uno de los ejemplos más interesantes. Después de que Lucas Films fue adquirida por Disney, la producción de películas con la temática de la trilogía original se disparó. Al principio generó una gran expectativa que agrandó las arcas de la empresa. Posteriormente fue sometida al enorme escrutinio público de los fans. Descubrieron que detrás de la mitología de George Lucas ahora existía un mensaje de la agenda política predominante. Esto causó una enorme crítica hacia cada película estrenada año con año. El desprecio por lo actual se vio seguido de una exaltación por la clásico. En este mundo contemporáneo, la música es más plástica, el cine es un arma política y el presidente americano es solo otro espectáculo más. Wisecrack, un canal en Youtube, analizó muy bien la debacle de Star Wars en los últimos años.

La nostalgia es también reflejo de una edén perdido. Este paraíso del pasado suele dar memorias de una vida más segura, menos estresante y más armónica que la actual. Los llamados Millennials recuerdan su niñez con mucho cariño debido a la sensación de felicidad que les producen esas épocas. Jóvenes, inocentes y sin otra ocupación que jugar videojuegos, asistir a la escuela o jugar fútbol.

Millenials y nostalgia

Los Millennials también fueron la última generación en salir a las calles para hacer deporte con amigos. Aunque ocasionalmente se quedaban en casa para jugar las consolas de ese tiempo, la falta de un smartphone limitaba las comunicaciones y la adicción a la tecnología.

El internet aún no absorbía la mayor parte del tiempo que ahora tiene a la juventud enganchada. No había suficientes canales de comunicación para que la información entre los internautas fluyera. La Web 1.0 aún no se alimentaba de la información de sus usuarios y mantenía los canales unidireccionales de los medios de comunicación tradicionales. No había fama y dinero en las aplicaciones sociales como Youtube e Instagram.

Pensar en nostalgia hoy en día es pensar en un nicho de mercado. La industria cinematográfica lanza ofertas que apelan a un público que compra cualquier cosa que le recuerde a su edén perdido. Videojuegos, películas, productos de la época y conciertos de sus grupos noventeros (u ochenteros). La segunda década ha explotado cada uno de estos recuerdos para generar ganancias. La nostalgia también recuerda a la juventud y a los primeros encuentros amorosos. Una idea que incluso se dio en aquellos tiempos.

La adolescencia se muestra como una etapa de incertidumbre que todavía alcanza a escapar de los deberes de la adultez pero que los vislumbra a unos pocos años de distancia. Este regreso a los tiempo perdidos se la asignado un valor económico. Es una mina de oro recién descubierta en el siglo XXI. Los objetos comunes y cotidianos de los 90’s ahora poseen la capacidad de abrir los bolsillos de los consumidores.

Fuera del ámbito económico, podemos reconocer la fuerza de la nostalgia por aquellos que la han recreado en sus producciones. Regresando a la canción de los Smashing Pumpkins 1979, específicamente en el video, las escenas que se despliegan durante ella son un vivo ejemplo de lo que la nostalgia es. Una melancolía por un tiempo vivido que no regresará, un pasado idealizado, un año que marcó nuestra vida por haber finalizado una etapa e iniciado una nueva. En la canción, el cantautor (Billy Corgan) evoca un año en el que tenía doce años. Cuando lanzó el sencillo tenía ya 28 años y declaró que estaba al borde de perder su conexión con la juventud.

«I’m on the edge of losing my conection to the youth,

but I wanted to communicate the edge of it, 

an echo back to the generation that’s coming, 

to sum up all the things I felt as a youth, 

but was never able to voice articulately»

La letra de 1979 también transmite esta sensación de nostalgia años después de haber terminado la adolescencia, cuando todas las actividades típicas de esa etapa serán únicas e irrepetibles. En esos años también se pierden libertades y se adquieren responsabilidades que poco a poco lo irán transformando en un adulto. El video hace clara muestra de la vida adolescente de las décadas pasadas: encuentros constantes con amigos, actividades semi-peligrosas o rebeldes. Fiestas constantes y adultos retratados como enemigos de la diversión.

El video, el vocalista parece estar detrás del asiento de un auto, como un fantasma recordando sus tiempos de juventud. El mismo reconoce que no sabe porqué le puso 1979 a la canción y que quizás sea porque este año le parece particularmente icónico. Al igual que otros años que parecen tener cierta fuerza de atracción por su música, sus películas o los acontecimiento históricos acaecidos. En términos sociológicos (Habermas), en coyunturas específicas se modifica el Lebenswelt o mundo de la vida. Es decir, los parámetros con los que se comunican y expresan las acciones determinadas de un grupo sociocultural específico se trastocan. Los años posteriores no pueden tener un retorno a esa forma de vida o inocencia social y solo mediante la nostalgia puede volver a recordarlos.

La nostalgia genera también su propia reverberación. Producciones futuras toman aspectos de lo ya hecho para evocar su propia memoria. En la película Casi Famosos (Almost Famous) el personaje principal está recreando un recuerdo de su propia infancia desde una perspectiva idealizada. No sólo los recuerdos emanan sino que estos van ligados a los sonidos y las sensaciones percibidas durante esa época. El escritor del guion (Cameron Crowe) recrea el inicio de su carrera y las primeras emociones que sintió al viajar con una banda que casi alcanzó la fama pero sucumbió en los excesos. Este tipo marcó la vida del escritor y la película hace una recreación idealizada. La obra nostálgica que reverbera el pasado idealizado.

Conclusiones

La nostalgia puede ser también un símbolo de la decadencia presente. Esta decadencia puede observarse en fenómenos culturales que se globalizan. Durante la caída del Imperio Romano, por ejemplo, civilizaciones posteriores a Roma buscaron recrear la gloriosa Roma en varías ocasiones. El texto de Discursos sobre la primera década de Tito Livio de Maquiavelo tiene un aire nostálgico pues el pensador italiano analiza las razones por las que Italia perdió su gloria anterior. En momentos clave de cambios políticos y sociales surgió la explicación del pasado. San Agustín, por ejemplo, en Ciudad de Dios busca explicar el porqué la civilización romana decayó, su caso es contrario a Maquiavelo ya que el está feliz de la nueva cristiana y del fin del pecaminoso mundo pagano. En ambos casos se examina un momento de destrucción y construcción. Tanto en términos sociales como personales, la nostalgia es un reflejo de que algo está por cambiar y no queremos que se vaya. Es un anhelo por permanecer en el mejor instante posible de nuestra existencia.

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3 replies on “La sombra detrás de la nostalgia”