Quién es nihilista no ha elegido serlo, la nada no es un razonamiento sino la consecuencia de un hecho o de una secuencia de hechos. Cualquiera puede ser nihilista, pero tienen más posibilidades de serlo las personas que se sienten más alejadas del nihilismo. Esto es así, porque el nihilismo es la consecuencia del desencanto y para poder “desencantarse” hay que estar previamente “encantado”. Es decir; antes de ser nihilista hay que creer, amar intensamente, tener absoluta fe en un ideal, encontrar a todo sentido, sentirse firmemente identificado como persona y despreciar o compadecer profundamente a todas esas personas que no son capaces hacer o tener todas estas cosas mencionadas. No es mera casualidad que el nihilismo surgiera por primera vez en Rusia entre los hijos de los “románticos” de la época, desencantados por la hipocresía de sus padres.
El nihilismo significa rechazo a todo dogma o autoridad. La palabra fue utilizada por primera vez por Ivan Turgenev en su novela “De padres a hijos”: «Nihilista es la persona que no se inclina ante ninguna autoridad, que no acepta ningún principio como artículo de fe».
Para Heidegger el nihilismo no depende del sujeto sino del ser. Desde esta perspectiva, el nihilismo llega a nuestras vidas cuando el ser nos ha abandonado y nos enfrentamos al problema de la nada. La muerte, la pérdida de un ser querido o de los pilares de nuestro sistema racional pueden desencadenar en nosotros un cara a cara con la nada que se hace con el lugar que en nosotros ocupaba el ser. Un fuerte golpe de dolor puede ser el desencadenante.
Para describir el nihilismo como fenómeno podríamos citar dos frases paradigmáticas: la del pensador Sils María: ¡El desierto crece!, y la de Nietzsche: ¡Dios a muerto!
Para Nietzsche el nihilismo tiene dos dimensiones, una positiva y una negativa: Nietzsche desprecia el nihilismo porque lo considera una enfermedad que afecta a toda la sociedad occidental derivada de digamos “rayarse demasiado con el mundo y las ilusiones personales”. Pero, por otro lado Nietzsche considera que el nihilismo es también un puente hacia la auto-superación(superhombre). Por ello podríamos decir que hay dos tipos de nihilistas:
-Los nihilistas negativos:
Afirman la nada y se mueven tan solo por impulsos de placer o de dolor, tienen propensión a la autodestrucción y son enganchados a la adrenalina. Su vida es un caballo desbocado. Perdieron la ilusión y se han convertido en cadáveres en vida que rinden un grotesco homenaje a lo que fueron. No quieren querer nada nuevo, no se conforman con nada porque lo que tuvieron les parece insuperable y cualquier nuevo creer sería un insulto y una pobre imitación del viejo querer. Por eso prefieren la nada, que se constituye como el sinsentido que viene a consolar los espacios del sentido.
Es un planteamiento parecido al pesimismo aunque el resultado es distinto; el pesimista toma una actitud derrotista, anti-vitalista y negadora de sus impulsos y voluntad; el nihilista no se autocensura sino que libera sus instintos, va a por todas sin preocuparse por los resultados, disfruta de todos los placeres y encuentra especial placer en su visible autodestrucción.
-Los nihilistas positivos:
No creen en nada y o bien critican las costumbres establecidas o bien consideran todo tan estúpido que toman el camino de aceptar las costumbres pues todas las alternativas les parecen igualmente absurdas. Son nihilistas pero no quieren serlo. Quieren querer algo nuevo, pero no saben qué. Unas veces lo buscan (nihilismo activo) y otras veces se quedan en su casa esperando a que llegue (nihilismo pasivo). Tras el proceso de de-construcción personal, se están reconstruyendo a sí mismos. La fase de negación se convierte en ellos en la necesaria exterminación de sí mismos previa al encuentro con un yo diferente. Siguen sin querer nada, pero no aman la nada. Entregados a una vida excitante o una de indiferencia poco a poco su vacío se va llenando de nuevas pasiones, nuevos miedos y surge lo que Nietzsche denominaría “superhombre”, es el “niño” o el “fenix”. La única diferencia con los nihilistas negativos es que son conscientes de su vacío existencial y no les gusta su situación y se preguntan como salir y en la mayoría de los casos lo consiguen.
Nihilismo activo:
Se quiere provocar el surgimiento de emociones que generen nuevos amores o ideales que hagan que la vida tenga sentido. Para ello se recurre a la búsqueda de sensaciones poniéndose en situaciones extremas. El nihilista activo busca sus límites. Pretende afectar a una sensibilidad que piensa que ha perdido y para ello se mueve constantemente, ocupa su tiempo, se autodestruye o auto-lesiona, tiene relaciones sexuales adictivas, se vuelve maniático…el nihilista activo se busca desesperadamente a sí mismo como si hoy fuese su último día porque no puede soportar más el vacío existencial que le corroe. Si no encuentra soluciones tal vez se plantee el suicidio de forma seria.
Su actitud ante el mundo es destructiva o dominante.
Nihilismo pasivo:
Siente vacío existencial pero no tiene fuerzas ni ánimo para hacer nada. Se encuentra en un punto muerto. Cae y contempla su propia caída desde fuera. Espera terminar de caer tarde o temprano y topar con el suelo. Confía en que el suelo le de una respuesta a su vacío. No le importa que la respuesta sea positiva o negativa. Su actitud ante el mundo es de indiferencia, aunque puede que a veces se moleste en criticar a la sociedad o las cosas. La mayoría de los nihilistas pasivos parecen tener una actitud conformista y su discurso es derrotista.
Heidegger habla, comentando a Nietzsche de tres etapas del Nihilista:
El nihilismo como ser consciente de que uno mismo es nihilista.
El nihilismo como punto de partida de una nueva valoración: uno recupera su voluntad y abandona las respuestas con las que comenzaba este artículo, comienza a querer y se reinventa a sí mismo.
Las acciones nihilistas frente al mundo se caracterizan por un sentimiento de desesperación y de odio desenfrenado. La vida no tiene sentido y la única finalidad es causar daño al sistema al que se considera culpable parcialmente (junto con otros muchos culpables, como nosotros mismos) de la situación de vacío. El nihilista actúa de forma espontánea u organizada. De forma espontánea se lanza de forma insurreccional contra enemigos tecnológicamente superiores sin medir las consecuencias. De forma organizada puede realizar acciones armadas que pretendan ocasionar daño e inestabilidad.
Por todo lo dicho, el nihilismo es la fuerza más salvaje porque emana de la desesperación. La actitud nihilista se lanza contra toda autoridad en las condiciones más adversas, cuando el enemigo es más fuerte y la correlación de fuerzas más chunga.
Algunos de los primeros nihilistas eran anarquistas, y esto tiene sentido si se entiende al anarquismo como un movimiento que lucha contra la opresión a favor de la libertad. La actitud nihilista es más irracional e impulsiva, su móvil es un sentimiento profundo e intenso; el nihilista se desahoga chocando contra todos los límites que la vida le impone.
La diferencia esencial entre el anarquista y el nihilista es que el anarquista tiene un fin último. Es optimista y cree intensamente en un ideal por el cual lucha. En nihilista no; este solo responde ante una opresión que le afecta y molesta. Solo libera su ira para sentirse mejor, luchando pretende encontrar un ideal, encontrarse a sí mismo o acabar con todas las posibles causas de su vacío existencial, las cuales encuentra principalmente en el sistema y en la instauración de un sistema tecnológico de alienación y control de las masas que destruye la psique de las personas creando falsas necesidades y esquemas psicológicos vitales dañinos para nosotr@s mism@s y para nuestras relaciones con l@s demás.
3 replies on “Nihilismo y anarquía: Mí perspectiva política y filósofica de la vida.”
[…] y no tiene una agenda patrocinada. La postura política y filosófica del autor puede leerse aquí y no se ve reflejada en todas las posturas de los autores que colaboran con el blog y/o el podcast. […]
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