noltagia posmoderna

Curiosamente hay idiomas que cuentan con palabras exactas a sentimientos muy precisos que fuera del idioma, no se comprenden en totalidad. El portugués tiene la palabra “saudade’ y refiere a una nostalgia a algo que se ha abandonado, por ejemplo la tristeza al pueblo natal donde ya no se vive. En otros idiomas no hay una palabra exacta para sustituir “suadade”, no hay un equivalente.

El zapoteco o didxa zaa tiene la palabra “xilase” y refiere a una tristeza honda de pérdida inevitable, por ejemplo el recordar a un familiar muerto. Xilase es una especie de rememoranza llena de tristeza.

El náhuatl tiene el verbo “motenewa” que refiere a rememorar haciendo honores a lo recordado.

Estamos ante dos formas de de nostalgia, una que mueve a la tristeza y otra que lleva a la honra. Pero ni el didxa zaa tiene un equivalente para “motenewa” ni el náhuatl para “xilase”. Son particularidades de cada uno de los idiomas. En cambio ‘xilase” se encuentra más próximo a “saudade” pues refiere a una tristeza profunda al recordar.

Lo anterior es curioso porque el náhuatl es más próximo en la cosmovisión al didxa zaa que éste al portugués. Sin embargo tanto el didxa zaa como el portugués comparten un concepto próximo. El sentimiento que describen es similar aunque no igual.

La nostalgia puede provocar distintas emociones, por ejemplo la tristeza o la honra como acabamos de ver. La nostalgia es un acto que es motivado por el recuerdo o la memoria.

Orígenes de la nostalgia

Si la nostalgia viene de la memoria ¿Qué es la memoria? Cornelius Castoriadis relaciona memoria con imaginación y ésta con fantasía. Este autor recupera viejas disertaciones aristotélicas sobre el tema. Aristóteles habla que el alma no piensa son fantasmas.

Pero ¿Qué son los fantasmas? De ellos solo intuye Aristóteles que son un movimiento engendrado por una sensación en acto. No es inteligible en el sentido estricto del término, la imaginación es otra cosa que la afirmación y la negación, está más allá de la lógica. El fantasma solo puede estar en acto de pensar, es un ser-no-ser.

Para Aristóteles el fantasma es lo que es pensado, energía lo que puede recordarnos sobre la sinapsis.

La sinapsis es la conexión neuronal donde hay una correspondencia energética expresada en intercambio de iones de sodio y potasio. Estos iones provocan los impulsos eléctricos necesarios para que el cuerpo actúe y reacciones a través de las motoneuronas y la neuronas. La acción humana se puede definir como inversiones energéticas.

Luria habla que la memoria reside en las neuronas y refiere a un intercambio iónico, las conexiones dejan una huella material en las neuronas que intervienen en las sinapsis. Cuando el recuerdo de una persona dada es motivado, estas conexiones vuelven a realizarse pero ya hay en las neuronas una marca material que indica que la acción ya ocurrió en el pasado. Eso sería la memoria para Luria: El recuerdo son huellas en las neuronas posibilitadas por las sinapsis. Estas huellas son un registro que puede recuperarse a través de conexiones neuronales.

Para Luria las sinapsis o conexiones neuronales quedan en un estado semifijo, cuando existe una excitación similar que provoque la acción de un área especializada de neuronas, el cerebro buscará realizar las mismas conexiones. Al estar ya existentes, se toma como un recuerdo. La memoria es la capacidad de recuperación del cerebro de eventos que hemos realizado en el pasado, es un estado de output que reacciona con el input adecuado, un estado de la experiencia, es lo ya vivido y solo el acto recurrente es capaz de recuperar las conexiones neuronales de ese acto ya vivido.

La capacidad de recuperar eventos ya ocurridos a través de la memoria es lo que nos ha garantizado un éxito en la sobrevivencia. Ligada a la memoria está el aprendizaje. Solo cuando alguien ha retenido un contenido dado se dice que aprende.

Los fantasmas aristotélicos nos llevan al concepto de “fantasía”. En ella se desarrolla la capacidad creativa a través de la memoria. La fantasía es producto de los fantasmas, de la acción pura que Aristóteles no puede definir. La fantasía es lo que nutre a la imaginación y a través de ésta, creamos sentido. El sentido es un acto de la memoria y la fantasía.

La nostalgia es un vuelco de la memoria, la nostalgia se nutre de fantasmas, habla de eventos pasados que se hacen presentes, la nostalgia es una actualización de lo ya vivido. La experiencia es lo que faculta a la nostalgia. Ésta no es un sentimiento uniforme, tiene matices que van desde el dolor, la honra hasta la alegría.

La nostalgia posmoderna es un claro ejemplo de estos matices.

La nostalgia actual

Históricamente, Marshall Berman fue el primero que habló sobre la posmodernidad. En 1967 en su libro “Todo lo sólido se desvanece en el aire” habló sobre los pormodenos. Fue solo una referencia a un grupo artístico que no desglosó ni describió a profundidad.

La posmodernidad ha sido descrita como una corriente filosófica y artística basada en la nostalgia. Para algunos autores se trata de una época marcada por el neoliberalismo o como dice Fredic Jameson, por un capitalismo tardío. La posmodernidad puede ser situada a partir de los años setenta del siglo XX.

Diversos autores entraron al debate para definirla, Fredic Jameson en 2017 escribió un ensayo para revisar su escrito clásico “La posmodernidad o las contradicciones lógicas del capitalismo tardío”. Es él quien relaciona directamente a la posmodernidad con la nostalgia a través del pastiche.

El pastiche es una estrategia retórica muy conocida entre los estudiantes de arte. Se trata de una forma de parodia donde la burla se ausenta.

Hay tres formas reconocidas de pastiche según Umberto Eco en su ensayo llamado “De la innovación en el serial”:

* El Revival

* El Retake

* El Remake.

El revival trata de recrear todo una época o contexto específico situándolo en la época actual. Podemos conjeturar que los filmes de época no son revival ni las series históricas como Spartacus o Roma.

Los eventos de rock a billy y chicas pin up o a gogó sí son revival y su propósito es la nostalgia a través de la recreación de los años cincuenta hoy día. Una fiesta donde se baile danzón no es revival pero si los asistentes van vestidos al estilo Pachuco, se trata de un revival.

Habría que discutir qué tipo de eventos históricos pueden centrar en lo nostálgico. Jean Baudrillard nos diría que la memoria en la posmodernidad fija un narcicismo con el nacimiento del imperio cultural estadounidense en el siglo XX. La posmodernidad es una nostalgia narciscista de los Estados Unidos cimentada en la pulsión escópica a una pantalla de televisión. El nacimiento de la industria televisiva es contemporánea al fin de la segunda guerra mundial y al establecimiento del nuevo orden mundial.

Jürgen Habermas en su crítica a la posmodernidad, lamenta el abandono del proyecto de la modernidad llamando a ésta “un proyecto inacabado”. Serían los sucesos de destrucción masiva a través de la tecnología lo que sacudiría a la modernidad. Con más de 120 millones de muertos causados por una guerra donde el progreso tecnológico fue usado contra la propia humanidad hubo un cuestionamiento generacional si realmente queríamos como humanidad eso.

Estas críticas reacias permitieron hablar del fin de la modernidad, sobre la que escribieron autores como Gianni Vattimo.

Desde la Segunda Guerra Mundial han aparecido milagros tecnológicos que parecen triunfos de la racionalidad, milagros que pronto tienen consecuencias contradictorias. La revolución verde de los años sesenta donde parecía solucionarse a través de una nueva generación de fertilizantes y plaguicidas artificiales, la crisis de los alimentos causó que grandes extensiones de tierra quedaran erosionadas en los años noventa y la amenaza de una creciente desertificación del plantea. Le revolución verde solo significó ganancias inmediatas para empresas como Dupont o Bayer y el costo de ello ha sido polémico.

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La nostalgia y la era de internet

Los años ochenta del siglo XX vieron nacer la web y sus primeros gurús que diseñaron modelos de ésta donde la cultura circularía libre y democrática. El propósito era crear las bibliotecas más grandes de la historia al servicio de la humanidad. Con la web la distancia física ya no sería impedimento para que un usuario accediera a cualquier tipo de documento, El software estaría al servicio de la humanidad. En 1981 apareció el filme Tron donde se reflexionaba sobre los peligros de la web. Una obra demasiado temprana para su época pero profética para la nuestra.

Con el paso de los años la web se privatizó de mil y un maneras. El capitalismo la devoró en nombre de los derechos de autor. Todo rasgo cultural apareció como propiedad privada y todo tuvo un costo. La web es la modernidad en su máxima expresión, es tan incluyente como el dinero que el usuario pueda pagar para acceder a las aplicaciones de la web.

La posmodernidad aparece como una crítica a la modernidad y para Jameson es la expresión de un nuevo tipo de capitalismo, el capitalismo salvaje o tardío. La posmodernidad nace con la cultura pop donde todo es convertible a mercancía, incluso los actos de rebelión.

La nostalgia posmoderna parte del límite histórico de los años cincuenta con el nacimiento de la televisión y la cultura pop, su esencia es mediática. La nostalgia posmoderna recicla en forma de bucle, una y otra vez elementos de la memoria mediática, Lyotard hablaba de la posmodernidad como el fin de los grandes relatos, sin embargo con el paso del tiempo, ha surgido un nuevo metarrelato: la memoria mediática donde todo se recicla una y otra vez.

La posmodernidad en ese sentido, es un no tiempo porque todas las épocas son simultáneas a la vez a diferencia de la modernidad donde solo el presente y el progreso hacia el futuro eran tomados en cuenta.

Por lo mismo Vattimo hablaba de un proceso de inclusión, la realidad es que solo se incluye la memoria mediática, fuera de ella pareciera que no existe nada. Solo los objetos culturales pueden colocarse en la memoria mediática mediante la inyección de grandes cantidades de dinero con fines promocionales. En nuestros tiempos la inclusión es un privilegio del poder económico y político, solo se incluye lo que convenga a los intereses económicos y políticos. De ahí nace la expresión del “políticamente correcto”. La inclusión es una práctica autoritaria, un privilegio concedido, una apariencia más en un mundo de imágenes, de simulacros donde el discurso es lo que llena los vacíos generacionales sin que las palabras realmente se conviertan en acción.

El retake solo toma algunos rasgos o elementos de géneros, estilos o una época determinada. La industria de la moda es quien usa mucho esta estrategia. Los diseños del pret a porter o la moda ready for use usan alaciados propios de los años setenta y los mezclan con jeans rotos que ubicaríamos en los años noventa y el grunge combinados con botas estilo del gótico de los años noventa. En los discursos posmodernos no hay contradicciones porque su combinatoria es incluyente. En la música desde los años ochenta hemos escuchado con The Clash la fusión del reggae y el punk, aunque ambos géneros tienen como ancestro el rock and roll de los años cincuenta.

En los años noventa escuchamos a Mano Negra que fusionó el fandango con el punk o Café Tacuba que fusionó la polka con el punk o el punk con el mambo. Faith No More fusionaría el gótico y el heavy metal con el hip hop. Nightwish o After Forever unirían el heavy metal con el canto lírico y el rock gótico. De esta manera los generos artísticos se replantearían y dejarían de ser lo canónico. En el cine el documental borraría sus fronteras con la ficción y nacería el falso documental impregnado de comedia como sucede en Borat o bien, en un melodrama como pasa en “La marcha de los pingüinos”. El uso de técnicas como la rotoscopía rompen con la formalidad del registro estricto canónico de la realidad. Vals con Bashir o Van Gogh son dos filmes que rompen con tal canon.

El remake retoma obras o textos enteros y los actualiza. Es donde el pastiche se hace más evidente porque para actualizar un elemento del pasado, la burla es innecesaria. El remake se va volcando sobre la memoria mediática, cada nuevo producto vuelve sobre su antecesor, que es referencia inmediata y necesaria.

Cada versión cinematográfica de Drácula recorre todos los filmes que se han hecho al respecto porque las películas sobre vampiros constituyen hoy día un género narrativo. El filme Spiderman, No Way Home toma a sus antecesoras como mundos posibles en torno a un mismo personaje. Les confiere derecho de existencia dentro del mismo producto narrativo. Es como si le dijeran al espectador “las versiones que viste en el pasado son reales, solo que eran otros mundos respecto al actual”. El tiempo y el espacio no solo son actualizados sino resemantizados como mundos posibles y así el pastiche es borrado, la cita también, todo se convierte en un posible narrativo.

Conclusiones

Con la nostalgia posmoderna podemos concluir que la nostalgia no solo tiene diversos matices, sino que es un argumento central en la narrativa dominante de nuestros días. La nostalgia nos lleva al concepto de inclusión pero éste es un ejercicio del poder. La misma nostalgia también lo es porque solo se recicla lo que es pop y sin dinero pareciera que nada es memorizable, que pagan por recordar en esos eternos resplandores de mentes sin recuerdos.

Referencias

El fin de la modernidad: Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna, Gianni Vattimo.

La condición postmoderna: Informe sobre el saber, Lyotard

Dentro del blog

La sombra detrás de la nostalgia

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