Don’t Look Up (No Mires Arriba), producida y dirigida por Adam McKay (2021), se convirtió rápidamente en una de las películas más comentadas y criticadas de los últimos años y la segunda más vista en la historia de Netflix. McKay declaró que la motivación detrás de la película era transmitir la urgencia del problema del cambio climático y la película fue concebida como una sátira apocalíptica que pusiera en evidencia la necesidad de un plan de acción inmediato para combatirlo. Sin embargo, confiado en su elenco estelar y su buena intención, el director parece haber descuidado algunos elementos que se han convertido en puntos de numerosas críticas.

A pesar de que la idea de McKay era retratar con un toque cómico lo ridículo que se ha vuelto el mundo y cómo la mayoría de las personas no son capaces de procesar hasta la información más básica, su intención satírica ha dejado a muchos críticos y espectadores insatisfechos con el producto final. A continuación discutiremos si Don’t Look Up realmente puede ser considerada una sátira, si resulta ser más bien una parodia, película propagandística, o simplemente es un retrato de la realidad que se vive actualmente. Exploraremos también si McKay logró transmitir adecuadamente su mensaje sobre el cambio climático en base a las críticas y respuesta del público.

No mires arriba sátira

¿Es realmente una sátira?

Para debatir si la película cumple su objetivo satírico es importante aclarar qué entendemos por sátira. Una sátira tiene el objetivo de entretener y divertir a su público al mismo tiempo que informa y reforma. Esto se logra a partir de una representación distorsionada y exagerada de una problemática real. La representación funciona así como una metáfora del problema para abrir campo para hacer una crítica y análisis del caso real. Esta “ironía militante” dirige su crítica hacia las estructuras de poder prevalecientes y busca generar una reflexión – y, si es posible, un cambio – en el público espectador.

En Don’t Look Up, un cometa enorme se dirige a hacia la Tierra y amenaza con destruirla. Para McKay, el cometa es una metáfora para el cambio climático, sin embargo, para numerosos críticos la analogía no funciona por varias razones. Para empezar, el problema del cambio climático es una situación creada por el ser humano, mientras que la amenaza de un cometa es algo totalmente externo que no depende de nosotros.

La solución que se da al problema en la película tampoco funciona para la metáfora, particularmente porque el cambio climático no es una situación que se pueda resolver de manera inmediata; no basta lanzar un cohete al espacio. Debo agregar que otro punto débil de la metáfora está también en la manera en que se resuelve el problema. En la película la solución está en manos de unos cuantos, pero la solución al cambio climático requiere de la cooperación de todos.

Asimismo, vale mencionar que para muchos espectadores no fue nada evidente que la película tenía que ver con el cambio climático, muchos pensaron que tenía que ver con la pandemia o era simplemente una crítica a los medios y al sistema político y económico. Para Kate Cohen del Washington Post, la falla principal de la metáfora es que no recalca la urgencia del problema del cambio climático. Lo que le está faltando a la humanidad es actuar de manera urgente e inmediata. La película muestra exactamente lo contrario cuando plantea que se tienen seis meses para destruir el cometa. Justamente lo que no tenemos es tiempo.

No mires arriba, sátira

¿Qué es una buena sátira?

Una buena sátira puede tener, inclusive, una función filosófica haciendo que el público se cuestione cosas profundas sobre el problema tratado. Kierkegaard decía que la sátira causa dolor, pero ese dolor se orienta hacia una sanación. En Don’t Look Up no se ve esto, no se queda uno con respuestas o propuestas, sino solo con más preguntas. Considerando esto, algunos críticos han mencionado mejores ejemplos de sátiras para el tema del cambio climático. Entre ellos se encuentran: Sorry to Bother You (2018), Get Out (2017) y Dr. Strangelove (1964).

Una verdadera sátira trata un tema grave de manera seria antes de introducir los elementos cómicos o irónicos; esto no se ve en No Mires Arriba. Las reacciones exageradas y absurdas de los personajes se ven desde el principio. El crítico Peter Isackson, comenta que la película Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb de Stanley Kubrick (1964), es una mucho mejor sátira sobre el fin del mundo.

A pesar de que el tema es la Guerra Fría y no el cambio climático, la metáfora empleada por Kubrick funciona perfectamente y el tema se aborda con una seriedad que gradualmente lleva a lo cómico. La trama de Dr. Strangelove gira en torno a una “máquina del juicio final” creada por los soviéticos y que, si es detonada, destruiría la vida humana. A diferencia de en Don’t Look Up, la responsabilidad, tanto del problema como de su solución, recae totalmente en la humanidad y se aprecia la urgencia de la situación.

Otra buena sátira del fin del mundo es el episodio “A Big Piece of Garbage” (Una enorme bola de basura) de la serie Futurama en donde una bola gigante de basura que fue lanzada al espacio en el año 2052 está por chocar con la Tierra en 72 horas.  Lanzar la basura al espacio había sido la solución a una gran crisis de exceso de basura que había ocurrido en siglo XXI.  Este es un excelente ejemplo de ironía militante acerca del tipo de políticas mediocres que intentan resolver el problema del cambio climático pero que, eventualmente, son ineficientes o se acaban convirtiendo en un problema mayor.  Tras un intento fallido de destruir la bola de basura con una bomba, se resuelve la crisis lanzando una nueva bola de basura al espacio para desviar a la primera, evitando así que chocara con la Tierra.  Si bien resulta ser una solución efectiva, queda la preocupación de que la nueva bola de basura regrese algún día.

Para algunos, la película sí es una sátira exitosa, solo que no de la manera en que McKay previó. La película funciona como sátira pero no del cambio climático sino de la manera en que muchos sectores representados en la obra – los políticos, los periodistas y reporteros y los grandes magnates de la tecnología – reaccionan ante los alarmantes datos proporcionados por la comunidad científica. Para muchos otros, el tema central de No Mires Arriba tiene mucho más en común con la pandemia de COVID-19 que con el cambio climático.

En este caso, la sátira gira en torno a la respuesta de los medios, de los gobiernos populistas, de la ignorancia de la población general y de los intereses de las grandes empresas de tecnología. La película muestra cómo las ambiciones políticas y económicas entorpecen la resolución de problemas reales y críticos – tal como la situación que vivimos actualmente – mientras que fomentan la ignorancia de las masas y la desconfianza en la ciencia.

¿Propaganda?

Otras críticas sugieren que la película resulta ser más bien una propaganda efectiva en lugar de una sátira. Un buen propagandista no le enseña nada nuevo a su público, sino que les confirma algo que ya pensaban. En ese tenor, No Mires Arriba está muy dirigida a un sector liberal que ya está preocupado por el tema del cambio climático, por lo tanto, el efecto de generar una reflexión en el público general no se logra. Mostrar el fin del mundo como la culpa de políticos enfocados en sus agendas personales, reporteros motivados por ratings y una población que niega la realidad de la situación solo refuerza lo que los espectadores ya creen.

Un punto que, desde mi perspectiva, le resta credibilidad al objetivo de McKay y que, al parecer, ningún crítico ha notado, es que No Mires Arriba no deja de ser otra película más de propaganda pro Estados Unidos. ¿Cómo es posible que, ante un evento cataclísmico que amenaza con destruir el mundo, solo Estados Unidos estuviera buscando una solución? ¿Hemos de creer que el resto del mundo simplemente se quedaría esperando a que el superhéroe norteamericano los salvara? Si el cambio climático es un problema mundial, ¿no hubiera sido importante recalcar que combatirlo requiere también un esfuerzo mundial?

En ciertos momentos el tono satírico de No Mires Arriba pasa a ser más bien uno de parodia. Isackson identifica algunos elementos en la película que son consistentes con una parodia, tales como el personaje de la presidenta y su grupo de colaboradores que son, simplemente, personificaciones del tipo de representantes que domina en la política de los Estados Unidos. La presidenta es una referencia muy obvia a casi cualquier presidente republicano, enfocándose siempre en su imagen muy al estilo de Trump y sólo preocupándose por subir sus ratings para ganar las siguientes elecciones. Lo mismo pasa con los personajes del programa de televisión que manejan las noticias a conveniencia con tal de incrementar sus índices de audiencia.

La crítica que hace McKay de las instituciones y los medios es atinada, sin embargo, no deja de ser una imitación de los patrones de comportamiento más comunes que vemos a diario. Esto hace que la parodia también pierda su efecto cómico ya que es demasiado cercana a la vida real; la aparente exageración de las reacciones de los distintos sectores representados en la película resulta ser un simple reflejo de la realidad.

Pero, ¿podemos hablar de una sátira, propaganda o parodia cuando lo que muestra la película es una representación acertada de la realidad? Los intereses del hipercapitalismo, la manipulación de los medios de comunicación, la ambición política y las masas adictas a las redes sociales han creado una sociedad egoísta y apática prácticamente idéntica a la de la película. Ya vivimos en un entorno mediático que no toma nada en serio, en un sistema político que busca dividir la opinión pública en lugar de unir a la población y en una economía capitalista cuya prioridad es la ganancia y no el bienestar de la humanidad. “El sistema que queremos salvar está construido para resistir cualquier intento de salvación”, comenta Isackson.

Lo que sí logra exitosamente No Mires Arriba es poner en evidencia que la desinformación que circula en los medios, aunada a la adicción a las redes sociales, las tendencias y las apariencias han provocado que la gente pierda completamente el sentido de la realidad. Aquellas personas que cuestionan, que indagan, que buscan respuestas sólidas y con fundamento son automáticamente criticadas o desprestigiadas tales como los científicos de la película.

Pero quizá lo que más preocupa de la similitud de No Mires Arriba con la realidad es que se ha visto la misma falta de reacción y respuesta con la pandemia. La película nos ofrece algunas razones que explican esta insuficiencia. Por una lado está la obsesión de la población con la cultura popular y las redes sociales, hecho que genera que la gente consuma información de fuentes no confiables.

Si a esto le sumamos la creciente desconfianza en la ciencia, tenemos un sector mayoritario de la población que cree lo que los medios y celebridades les dicen sin tomarse el tiempo de cuestionar los datos y generar un criterio propio. En cuanto a los medios de comunicación, es evidente que su negocio es entretener y distraer en lugar de informar, mientras que los políticos se enfocan en sus intereses personales en lugar de hacer su trabajo y buscar soluciones. Finalmente, está el sector tecnológico-capitalista multimillonario que siempre buscará enriquecerse por encima de todo lo demás.

No mires arriba nos muestra una escalofriante realidad que la mayoría prefiere negar: que ante una gran crisis la humanidad no se une ni busca el bien común, sino que prefiere evadir la realidad y buscar su propio beneficio; prefiere no mirar hacia arriba porque así esa cosa fea o incómoda no existe. Al terminar de ver la película creo que muchos nos preguntamos qué pasaría si nos encontráramos frente a un evento cataclísmico semejante. ¿Será que pasaría exactamente lo mismo?

Referencias


Cohen, K. (10 de enero de 2022). Opinion: What ‘Don’t Look Up’ (No Mires Arriba) gets wrong about climate change. The Washington Post. Recuperado de: https://www.washingtonpost.com/opinions/2022/01/10/dont-look-up-netflix-climate-change-critique/

Isackson, P. (18 de enero de 2022). The Real Message of Adam McKay’s “Don’t Look Up”. The Fair Observer. Recuperado de: https://www.fairobserver.com/region/north_america/peter-isackson-dont-look-up-reviews-adam-mckay-leonardo-dicaprio-hollywood-film-news-84394/

McKay, A. (2021). Don’t Look Up. Netflix.

Wisecrack. (21 de enero de 2022). Don’t Look Up: Satire or Something Else Entirely? Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=YweCnugrnts&list=PLPTVocEWD1unXh-cUoZBFLLcbssn6zxBH&index=21

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