La estrategia es más que una ciencia: es la aplicación del conocimiento a la vida práctica, el desarrollo de pensamientos capaces de modificar la idea rectora original a la luz de situaciones siempre variables; es el arte de actuar bajo la presión de las más difíciles condiciones.
Helmuth Von Moltke
La historia de civilización es una historia de voluntades. Estas voluntades buscan doblegar los deseos de la contraparte y aceptar los suyos como propios. Una batalla tiene mucha más profundidad que un simple enfrentamiento. Detrás de una guerra existe un contexto político que define los términos en los cuales termina y comienza un choque entre dos pueblos.
En la guerra florece la estrategia. El choque de las voluntades humanas está sujeto a la previa preparación que exista en ambas partes. La estrategia mejor planeada y ejecutada conduce a una victoria casi segura. Una buena batalla no te asegura la victoria absoluta, así como una estrategia buena pero mal ejecutada no sirve de nada. Así como una mala estrategia ejecutada brillantemente es todavía una mala estrategia.
Tomemos el caso de Pearl Harbor. El ataque llevado por ejército japones a la isla de Pearl Harbor es una obra maestra de la guerra. La sorpresa, el cálculo y la perfección con la que fue ejecutada es digna de admirarse. Sin embargo, desde el punto de vista estratégico, el ataque a Pearl Harbor fue seguido de una mala estrategia. El comandante Isoroku Yamamoto apostó por una difícil victoria de su país contra las fuerzas beligerantes de Estados Unidos y Gran Bretaña.
La guerra es una suerte de apuesta. Dentro de un conflicto existe el azar y la suerte. Aunque esta suerte no lo es todo, ya que también existe un factor que decide la victoria. Esas son las habilidades de cada oponente. Cada oponente mide los riesgos y las recompensas de las diferentes opciones de acción. La guerra contiene niebla, fricción y suerte. La estrategia hace que las guerras se ganen. Una buena estrategia siempre reconoce el propósito político de la guerra.
La guerra podría considerarse como una ciencia. Los militares usan muchos conocimientos científicos para luchar. La lógica y la razón son también prevalecientes en las batallas. Pero el azar, la incertidumbre y la predicción de las actuaciones del otro son lo esencial de un combate. Esto convierte a la guerra en arte en la que la creatividad juega un papel muy importante.
Los gringos usan la palabra «net assessment» para definir el análisis de las fuerzas y debilidades de cada beligerante. Dentro de este concepto se introduce también el contexto en el cual se opera la guerra y cuáles son sus repercusiones para su futuro.
Todos planeamos antes de ejecutar. Pero no todos planeamos como se debe y esto siempre tiene repercusiones en los resultados. La estrategia no puede ser aprendida como un manual de procedimientos. En un estudio de la guerra, se usan ejemplos del pasado para poder sacar conclusiones y aprender de los errores y aciertos del pasado.
Desafortunadamente no se enseña estrategia en el tronco común de la educación. Este tipo de conocimiento normalmente está apegado a las élites sociales que controlan a los demás. En la época de la colonia en México se tenía prohibido enseñar estrategias militares a los soldados de menor categoría. Desarrollar estrategas puede ser muy peligroso para los gobiernos en turno y dejan este conocimiento oculto.
La estrategia individual
El individuo se define como la esencia de la estrategia. La etimología de la palabra define el término como «el líder de los ejércitos» y es que la estrategia es absolutamente esencial en los altos mandos. La persona que dirige a los demás tiene la responsabilidad de ejecutar un enorme ejercicio mental para planear el movimiento que seguirán todos.
La estrategia es el arte de anticipar, de saber actuar antes que algo suceda o que movimiento realizar para responder, al contrario. Es algo difícil de aprender en los libros y requiere mucha práctica dentro del campo en el cual lo vamos a utilizar. En la vida cotidiana podemos trasladar la estrategia a nuestras relaciones con el sexo opuesto, el trabajo, la escuela y nuestro plan de vida.
Aprender del pasado
Las referencias históricas son la mejor herramienta que tenemos para comprender errores básicos en la concepción de la estrategia. Casos como Miyamoto Musashi, Napoleón, Alejandro Magno, Sun Tzu y otros generales de la historia brindan una enorme fuente de sabiduría antigua en la cual podemos tomar patrones comunes de estrategia y evitar errores que se cometieron en el pasado. La guerra puede cambiar de tecnología, pero la estrategia será universal y definitoria para ganar batallas en la vida.
En este blog analizaremos los ejemplos clásicos sobre estrategia y guerra. Anteriormente mencionamos a Aníbal de Cartago y en post posteriores observaremos las mejores estrategias de Alejandro Magno, Napoleón Bonaparte, diversos generales romanos y ejemplos contemporáneos de la estrategia aplicada a la vida.
Para saber más
Estrategia: Una historia (inglés) (español)
50 ESTRATEGIAS QUE CAMBIARON LA HISTORIA
Las 33 estrategias de la guerra Robert Greene
3 replies on “¿Por qué es importante la estrategia?”
Por cierto, aún es fecha que en los ejércitos no se enseña estrategia a los soldados rasos, solamente a los oficiales.
Tampoco se le enseña al publico en general. ¿Me pregunto porque será?
[…] ¿Por qué es importante la estrategia? […]