Si estuviéramos seguros de que el mundo fue creado por un ser supremo, ¿cómo esperaríamos que fuera? ¿Qué personalidad, cualidades, actitudes y carácter tendría ese ser? ¿Sería un hombre viejo de barba y cabello largo sentado en un trono celestial? ¿Un ser transcendental perfecto y todopoderoso? ¿Una deidad impredecible con fuerza extraordinaria y la habilidad de lanzar truenos? ¿Un monstruo de espagueti volador? ¿Acaso un dios como en Rick y Morty? Vayamos por pasos.
La humanidad siempre se ha preocupado por entender su origen ya que entender de dónde venimos es una de las cuestiones filosóficas primordiales. En la gran mayoría de las culturas ese origen se le atribuye a una entidad con fuerza y poder supremo que ha tomado una cantidad infinita de formas, desde un ser elemental como el sol hasta seres híbridos con características fantásticas. Independientemente de cuáles hayan sido sus representaciones, generalmente este ser se considera todopoderoso, eterno y perfecto.
¿Un creador inteligente?
Uno de los argumentos más importantes que busca comprobar la existencia de Dios es el argumento teleológico. Esta teoría parte de la propuesta de que el universo es como una máquina perfectamente diseñada por un creador externo a ella. William Paley, uno de los autores más prominentes de este argumento, usa una analogía muy clara para explicar la teoría. Si vamos caminando y nos encontramos con una piedra, hay muchas cosas que pueden explicar su existencia, por ejemplo: el viento, la erosión, una erupción volcánica, etc. Si en lugar de una piedra encontramos un reloj no podríamos llegar a la misma conclusión.
La complejidad de sus piezas y maquinaria requiere necesariamente de un creador inteligente externo. Muchos investigadores han sostenido argumentos a favor y en contra de esta teoría; nuestro enfoque no será apoyarla o refutarla. Sin embargo, vale mencionar uno de los argumentos en contra más contundentes que dice que si el universo es un sistema como una máquina debe tener un objetivo o propósito. Pero, ¿cuál es, entonces, ese objetivo? Ninguna respuesta llega a ser satisfactoria.
Por otra parte, si el argumento teleológico fuera certero, de todos modos no hay una manera de probar que ese creador inteligente fuera el dios que la mayoría imagina. El filósofo de la Ilustración, David Hume, expuso ya desde el siglo XVIII que no hay ninguna razón lógica para atribuirle perfección a una deidad o para suponer que es infalible. “La idea de Dios, en tanto que significa un ser infinitamente inteligente, sabio y bueno, surge al reflexionar sobre las operaciones de nuestra propia mente y al aumentar indefinidamente aquellas cualidades de bondad y sabiduría.” Con esto en mente, el creador del universo tendría que ser, ciertamente, un ser poderoso y de gran inteligencia, pero no tendría que ser perfecto, bondadoso o moral.
Dios y la moral
Si seguimos bajo esta línea de argumentación, ¿cuál sería, entonces, la relación entre Dios y la moral? Algunos filósofos consideran que cualquier cosa que Dios desea u ordena es, automáticamente, moralmente correcto. Esta visión se conoce como teoría del Mandato Divino y plantea que lo que es moral está determinado por la voluntad de Dios. Esta teoría sugiere que la moralidad es arbitraria; que la moralidad es simplemente lo que Dios ordena que sea en un dado momento, pero no que existe una moral fija como tal.
Al igual que con el argumento teleológico, hay numerosos pensadores a favor y en contra de esta teoría. Los que se muestran en contra creen que la moral es algo que existe de manera independiente y que no está sujeta a las acciones o preferencias de nadie, incluyendo a Dios. Para ellos, la naturaleza del bien y del mal existe por sí sola y, en teoría, un dios debe apegarse a la moral porque las acciones que se adhieren a ella son necesariamente buenas. Pero, si la moral es algo que solo existe para los seres humanos e, inclusive, varía de acuerdo a las épocas y culturas, ¿cómo podríamos hablar de una moral independiente?
El tema de la moral ha sido explorado por filósofos desde la época de Platón, sin embargo, no deja de ser una cuestión arbitraria. Al final de cuentas, ¿quién decide lo que se considera bueno, malo o moralmente aceptado? ¿No es el consenso social el que va dando las pautas en pro de la buena convivencia?
¿De qué manera podría existir Dios?
Retomando el argumento teleológico, nos queda abierta la posibilidad de que el Creador no sea una entidad perfecta pero, ¿cómo se puede demostrar la existencia de una deidad creadora o de un Dios moralmente perfecto? El argumento ontológico establece que el mero concepto de Dios hace referencia a un ser perfecto que debe existir. La idea de Dios tiene en su definición la perfección en todos los niveles. Pero, una cosa es la definición de Dios y otra muy distinta es que realmente exista.
Pensemos, simplemente, en todos los dioses de la antigüedad; el hecho de que hayan sido definidos a detalle por las culturas que creían en ellos no hizo que existieran en realidad. Hoy en día nadie argumentaría que Zeus, Odín o Amón existen a manera de seres todopoderosos con vida eterna. El argumento ontológico se basa, en realidad, en la implicación de lo que significaría existir en la mejor forma posible. Así, si Dios es un ser poderoso, sabio y perfecto, debería existir necesariamente. Pero, nuevamente, esto no es una corroboración de que efectivamente exista.
Suponiendo ahora que Dios existe, ¿cómo sería su existencia? Al ser una entidad distinta a la humanidad, ¿no cabe suponer que sus actitudes, valores, pensamientos y concepto de moral serían también distintos a los nuestros? Nuestro entendimiento nos limita a antropomorfizar a ese creador, pero en realidad no tenemos ningún fundamento para apoyar esta idea.
Explorando la idea de un Creador inteligente en Rick y Morty
En ocasiones, nos topamos con pequeños destellos de filosofía en los lugares menos esperados. Tal es el caso de la serie animada Rick y Morty que, en este caso, nos ofrece el ejemplo perfecto para explorar un poco estos complejos argumentos en torno a la existencia de un Creador inteligente del universo.
A lo largo de la historia ha habido innumerables concepciones del Creador, sin embargo, a pesar de la gran diversidad de imágenes que se han tenido de él, ninguna lo representaría como Rick Sánchez, personaje principal de la serie. Rick, es un científico sumamente inteligente y astuto, pero también es un ser egoísta, manipulador y grosero que está dispuesto a maltratar a los demás con tal de conseguir lo que quiere. Sin embargo, un capítulo de la segunda temporada de la serie, «The Ricks Must be Crazy» (Los Ricks deben de estar locos), plantea justamente la posibilidad de Rick como el creador inteligente de un universo.
En la serie, Rick viaja a través del universo con su nieto Morty en un vehículo que él mismo diseñó. La fuente de poder de dicho vehículo es un batería que contiene un microverso en su interior que también fue creado por Rick. Este microverso está habitado por seres conscientes que creen que para tener electricidad tienen que pasar horas generándola en unas cajas llamadas “gooble-boxes”. Rick utiliza parte de la energía que producen esos seres para su vehículo sin que ellos lo sepan. Cuando Morty se da cuenta de esta situación entra en un dilema ya que él considera que lo que hace su abuelo es un abuso total, que estos pobres seres son prácticamente esclavos sin darse cuenta.
Para Eric Silverman y Connor Channer, autores de Could a Divine Creator Turn out to be a Selfish Jerk?, este episodio abre la posibilidad de considerar si sería posible que ese ser supremo al que muchos atribuyen el origen de todo fuera simplemente un cretino como Rick. ¿Qué implicaciones tendría esa posibilidad sobre la imagen de la divinidad y la naturaleza de la moral? ¿Sería entonces que las obscenidades de Rick se convertirían en comportamientos adecuados? Y en el caso de la explotación de los seres del microverso, ¿se vería entonces como un tributo justo que se le debe al Creador?
Retomando el argumento teleológico, nos quedamos con la pregunta de cuál es el objetivo o propósito de un mundo diseñado por un creador inteligente, y si no hay un propósito, ¿cómo se podría justificar la existencia de un creador inteligente? En Rick y Morty se maneja la idea de que el mundo es absurdo y no un sistema ordenado. Aún así, si pensamos en el microverso, su propósito es claro: generar energía para el vehículo de Rick. ¿Qué tal que algo similar pasara con nuestro mundo? ¿Seguiríamos pensando que nos creó un ser supremo perfecto, infalible, bondadoso y todopoderoso?
Si analizamos ahora la teoría del Mandato Divino tomando el ejemplo de Rick y Morty, si Rick se considera creador del microverso y él saluda a las personas mostrando los dedos medios de las manos, entonces saludar así a las personas debe ser lo moralmente correcto. Lo interesante está en el hecho de que los seres del microverso no saben el significado que esa seña tiene en la Tierra, para ellos simplemente es un saludo que significa “paz entre los mundos”. Aquí hay un excelente ejemplo de la arbitrariedad de la moral ya que un mismo gesto puede significar cosas completamente distintas en diferentes lugares. De haber una moral independiente, tendría la misma connotación en todos lados.
Finalmente, considerando el argumento ontológico, si pensamos en Rick, podemos definirlo como un ser que existe en la forma de un científico inteligente y astuto que viaja a través del multiverso y es el creador del microverso que provee de energía a su vehículo intergaláctico. Sin embargo, por específica que sea nuestra definición, eso no significa que Rick exista como una entidad real fuera del mundo de fantasía de la serie. ¿Cómo podríamos comprobar empíricamente que existe un Creador de nuestro mundo si lo único que tenemos es una definición – o en realidad muchas definiciones – de ese supuesto ser?
La realidad es que no hay pruebas contundentes que demuestren que hay un Dios o un Creador inteligente. Sin apelar a argumentos emocionales, no podemos ignorar que no existe evidencia alguna para comprobar la existencia de un ser supremo. Al mismo tiempo, tampoco hay evidencia que compruebe que no existe. Uno de los cuestionamientos filosóficos más relevantes para la humanidad seguirá siendo siempre un tema de debate. Rick diría que en vez de estarnos preocupando por encontrar respuestas a este tipo de preguntas es mejor no pensar en ello. Pero eso tampoco es la respuesta. La búsqueda constante de conocimiento es lo que nos puede llevar a un mayor entendimiento de nuestro entorno. La ignorancia es nuestro peor enemigo. Siempre hay que perseguir la verdad, aun cuando estemos rodeados de dudas, escepticismo o incertidumbre.
Referencias sobre Rick y Morty
Silverman, E. & Channer, C. (2019). Could a Divine Creator Turn out to be a Selfish Jerk? En Rick and Morty and Philosophy, In the Beginning was the Squanch, pp. 35-43. Open Court Publishing: Chicago.
Rick and Morty. (2015). The Ricks Must be Crazy. Temporada 2, capítulo 6.
Más dentro del blog
Pulp Fiction: Preguntas sobre la moral y el sentido de la vida
Sobre la posibilidad de pensar la inmortalidad digital en la mente de un organismo biológico
Buscando consciencia y sentido en medio del caos
