«La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer».

Bertolt Brecht

A lo largo de su historia, la humanidad ha enfrentado una serie de crisis que han provocado fuertes transformaciones e importantes cambios políticos, económicos y sociales.  Al escuchar la palabra crisis, automáticamente nuestra mente piensa en toda una lista de connotaciones negativas: problema, desastre, catástrofe, desequilibrio, emergencia, etc.  Pero, ¿serán siempre las crisis portadoras de algo malo, o serán en ocasiones catalizadoras de cambio que llevan a la humanidad a nuevos horizontes?

El Diccionario de la Real Academia Española nos dice que una crisis es un “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación, o en la manera en que estos son apreciados.”   En ese sentido podemos considerar que una crisis es un momento decisivo en el que existe el potencial de generar gran daño o gran cambio y, a raíz del cual, las cosas nunca volverán a ser iguales.

Para analizar el impacto que han tenido las crisis en el curso de la historia es importante mencionar que éstas son un fenómeno social que están íntimamente ligadas al conflicto.  En palabras de Gonzalo Parente, “cada conflicto en su evolución pasa por su correspondiente fase de crisis”.  Cabe aclarar que conflicto en este sentido no se refiere necesariamente a algo violento, sino que puede ser también un conflicto de intereses o ideológico, por dar algunos ejemplos.  En ese tenor, las crisis pueden tener una base política, religiosa, social, económica e inclusive cultural y, según el filósofo y sociólogo francés, Julien Freund, son procesos que generan el rompimiento de la estabilidad de un sistema con la finalidad de crear un cambio trascendente.  “Como regla general la crisis marca una transición entre un estado de estabilidad relativa y la búsqueda de un nuevo equilibrio”, menciona Freund.

Las crisis en la historia

Las crisis pueden ser consideradas, entonces, como focos rojos que nos alertan de que algo en nuestro entorno no está funcionando debidamente o ya no satisface las necesidades de la población.  Cada fase de crisis va acompañada de inquietud e incertidumbre, ya que los que la están viviendo no saben en qué momento terminará o cómo se resolverá.  Esto genera altos índices de ansiedad y estrés en la población y presiona a los grupos de poder a tomar decisiones rápidas que no siempre resultan ser las más adecuadas.  La manera en que se resuelven es un punto de gran relevancia ya que determina el siguiente capítulo en la historia.  Estudiar las crisis del pasado nos puede dar pistas de cómo resolver las crisis del presente ya que, como bien dice la frase, “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.

Parente afirma que “desde el punto de vista académico resulta importante el estudio de crisis históricas ya resueltas. En ellas podemos fijarnos para su análisis en tres factores principales: el escenario de la crisis, los actores y el tiempo transcurrido.”  En el caso específico de las crisis políticas, se puede emplear una perspectiva inspirada en las ideas estratégicas de Clausewitz para estudiarlas, como sugiere Michel Dobry.  Él afirma que “la crisis política es la continuación de las relaciones políticas por otros medios”.  Así, en la resolución de la crisis se pueden identificar distintos niveles: táctico, estratégico y político.

Una palabra que podemos relacionar con la idea de crisis es “revolución”.  Si bien solemos asociar esta idea a conflictos bélicos, en realidad una revolución no es un sinónimo de levantamiento armado, sino que implica un cambio rápido y profundo que afecta las estructuras de una sociedad.  Frecuentemente va acompañada de una aceleración de procesos y culmina con la transformación de éstos en distintos niveles.  La historia de la humanidad está llena de revoluciones de diferentes tipos: políticas, económicas, ideológicas, religiosas, sociales, entre otras.  Es interesante observar que los tipos de crisis y los tipos de revoluciones son muy similares.  Ambos conceptos comparten varias características y muchas veces las crisis y revoluciones van de la mano, como veremos más adelante.

crisis en la historia

Los momentos de crisis más trascendentes de la historia

A continuación vamos a explorar algunos de los periodos de crisis más trascendentes de la historia; momentos que han marcado un cambio radical en la manera en que las sociedades pensaban o vivían, y sin los cuales nuestro presente sería muy distinto.  Cabe mencionar que las crisis son procesos y, por ende, no podemos enmarcarlas como eventos aislados; siempre impactan a la sociedad de varias maneras y sus consecuencias se extienden más allá del rubro que las haya iniciado, es decir, una crisis política, por ejemplo, podrá tener efectos económicos, sociales, ideológicos, etc.

“Cuanto mayor es la crisis, al parecer, más rápida es la evolución.”

Elizabeth Gilbert

La era moderna se inauguró con el Renacimiento, periodo de grandes transformaciones que vino acompañado de momentos decisivos de crisis, sobre todo en relación a la fe.  Durante la Edad Media, la Iglesia era la única fuente de conocimiento y controlaba todos los aspectos de la vida.  La Iglesia daba legitimidad a los reyes, dictaba normas de comportamiento social e, inclusive, regía las artes.  La llegada del secularismo durante el Renacimiento significó el principio de un gran conflicto de fe que abrió la puerta a ideas distintas, no vinculadas con la religión, generando así que la gran institución que había dominado a gran parte del mundo occidental por un milenio fuera perdiendo poder e influencia. 

Pero la crisis más fuerte que sufrió la Iglesia vino poco después con la Reforma Protestante, iniciada por Martín Lutero, que buscaba una transformación radical de dicha entidad que la liberara de la corrupción y el abuso que se habían extendido en todos sus niveles.  El movimiento culminó con la ruptura del cristianismo en dos grandes vertientes que perduran hasta nuestros días: el catolicismo y el protestantismo.

Algunas de las crisis de mayor trascendencia para la historia han tenido una base ideológica y han favorecido importantes cambios sociales y políticos.  Podemos citar aquí la ola de movimientos de finales del siglo XVIII y principios del XIX que, inspirados en las ideas de la Ilustración, lograron derrocar sistemas opresivos y absolutistas que habían estado fuertemente arraigados durante siglos.  La Independencia de Estados Unidos, la Revolución Francesa – con sus subsecuentes revoluciones – y las independencias de los países latinoamericanos, surgieron a raíz de ideas como el contrato social, la igualdad y la libertad de pensamiento y creencias, así como del cuestionamiento de conceptos dogmáticos como el derecho divino de los reyes. 

La fuerte desigualdad social y la falta de oportunidades políticas para la burguesía empezaron a generar un creciente descontento en la gran mayoría de la población, y las ideas de pensadores como Newton, Locke, Rousseau, Descartes, Kant, Voltaire y Montesquieu impulsaron a la clase media a escudriñar el sistema político, religioso y económico de la época.  La unión de distintos grupos y clases sociales fue esencial para lograr el cambio ya que se dieron cuenta de que clave estaba en los números.  El éxito de estos movimientos marcó radicalmente el curso de la historia, y tuvo consecuencias importantes a largo plazo como el fin de las monarquías absolutistas en Europa y el surgimiento de una de las súper potencias mundiales, los Estados Unidos de América.

A la par de estas revoluciones, surgieron otros movimientos que cambiaron el curso de la historia.  Seguramente muchos no pensarían en la Revolución Industrial como una crisis, sino más bien como una  época de progreso, sin embargo, provocó consecuencias y modificaciones profundas en muchas áreas y no todas ellas fueron positivas.  Además de impulsar el capitalismo e inspirar otros movimientos como la Revolución Científica, la Revolución Industrial acabó con el estilo de vida de un gran porcentaje de la población rural y promovió el movimiento de población hacia las ciudades. 

El desarrollo urbano se intensificó, así como la producción en masa, expandiendo los mercados internacionales y trayendo como resultado una gran cantidades de bienes y servicios que hoy en día nos parecen indispensables.  Pero, la explotación desmedida de recursos y materias primas también generó el inicio de grandes problemas como contaminación, sobrepoblación y opresión de la clase obrera; situaciones que siguen sin resolverse y que están, a su vez, generando nuevas crisis.

El siglo XX se caracterizó por tener una larga secuencia muy compleja de crisis entrelazadas, destacando entre ellas la Segunda Guerra Mundial.  Desde el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta el final de la Guerra Fría el mundo sufrió cambios y transformaciones en muchos niveles.  En el campo económico, el Crack de 1929 y la subsecuente Gran Depresión iniciaron un efecto dominó de considerables repercusiones en el mercado mundial.  En el aspecto político, el surgimiento de los gobiernos totalitarios creó el escenario perfecto para  una nueva guerra. 

Y en el ámbito socio-ideológico, ideas de nacionalismo y etnocentrismo combinadas con racismo y antisemitismo resonaron con los discursos de personajes como Hitler y Mussolini y volcaron la opinión popular a favor de los nuevos líderes fascistas.  En cuestión de meses la Alemania Nazi se apoderó de casi toda Europa y el mundo nunca volvería a ser igual.  La destrucción y devastación provocada por la guerra tuvo repercusiones como ningún evento antes y mostró un lado muy obscuro del ser humano. 

El estallido de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki detonó, a su vez, otro periodo de crisis, el de las armas nucleares, que llegó a su punto más álgido con la crisis de los misiles en Cuba en 1962 en donde la amenaza de una guerra nuclear tuvo al mundo entero en pánico.  Por otra parte, el conflicto ideológico entre capitalismo y comunismo durante la Guerra Fría también provocó fuertes consecuencias que persisten hasta nuestros días y siguen generando problemas, especialmente en la política internacional.

crisis en la historia

Las crisis en la historia, hoy y mañana

El breve recorrido que acabamos de hacer deja en evidencia que las crisis son algo recurrente en la historia de la humanidad.  Nuestro presente es el resultado de toda esa serie de crisis del pasado.

Cierto grado de crisis es normal y es parte de la vida; todos experimentamos este tipo de sucesos inclusive a nivel individual.  Algunas de las crisis mencionadas tuvieron un impacto favorable y fomentaron transformaciones positivas que cambiaron la historia, en cambio otras llevaron a la humanidad al borde de la extinción.  Pero, ¿habrá manera de prevenir que ocurran nuevas crisis masivas que tengan un impacto devastador?  La respuesta es sí y no. 

A pesar de que siempre hay indicios de que un episodio de este tipo está por suceder, la resistencia del ser humano a hacer los cambios debidos en el momento adecuado hace muy difícil evitarlo.  Quizá el problema más grande que nos asecha es la gran crisis climática y ambiental.  A pesar de que ya está en sus inicios, es un porcentaje bajísimo de la población el que está tomando acciones para frenarla. 

¿Cuántas personas están conscientes de todas las maneras en que sus actividades cotidianas afectan negativamente al planeta? 

¿Cuántas personas se preocupan por ayudar? 

¿Cuántas personas realmente hacen algo? 

Tristemente, muy pocas.

Para reflexionar

Además de la crisis ambiental, nos enfrentamos desde la Guerra Fría a la constante amenaza de una guerra nuclear.  Todos sabemos las consecuencias devastadoras que esto tendría, pero los gobiernos de muchos países se empeñan en seguir desarrollando y acumulando armas de este tipo en vez de tomar las debidas acciones para evitar una catástrofe mundial.  Y no podemos hablar de crisis sin mencionar el momento actual que vivimos.  La pandemia ocasionada por el COVID-19 seguramente pasará a la historia como una crisis importante del siglo XXI.  Los impactos económicos y sociales son ya muy evidentes, pero aun no podemos dimensionar el alcance que tendrán a largo plazo.  Lo que sí sabemos es que la vida como la conocíamos nunca será igual.  Quedará a los historiadores del futuro analizar su trascendencia.

Referencias

Dobry, M. (1988).  Sociología de las crisis políticas. Centro de Investigaciones Sociológicas: Madrid.

Freund, J. (1990).  Sociología del conflicto. Ediciones Ejército: Madrid.

Parente Rodríguez, G. (s.f.). Teoría de la Crisis. Recuperado de: https://ruc.udc.es/dspace/bitstream/handle/2183/12754/CC-84_art_10.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Real Academia Española: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.4 en línea]. <https://dle.rae.es> [Consultado el 28 de abril de 2021].

How Crisis Define History (2020). https://www.youtube.com/watch?v=noPm6KwvudA&list=PLPTVocEWD1unXh-cUoZBFLLcbssn6zxBH&index=8

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