«El siglo veintiuno será el siglo americano … El siglo XXI comenzó verdaderamente el 11 de septiembre de 2001, diez años tarde, cuando los aviones se estrellaron contra el World Trade Center y el Pentágono … Al Qaeda falló en sus objetivos. Los Estados Unidos han tenido éxito, no tanto en ganar la guerra como en impedir que los islamistas ganaran, y, desde una perspectiva geopolítica, eso es lo suficientemente bueno … El siglo XXI ha comenzado con un éxito americano que en la superficie parece no sólo una derrota, sino una profunda vergüenza política y moral.»
Friedman, George. The Next 100 Years: A Forecast for the 21st Century
La historia de la humanidad sufre cambios de sentido fuera de las fechas que marcan cambio en el calendario. A principios del siglo XX, el evento que realmente inauguró el siglo XX fue el inicio de la Primera Guerra Mundial. Los eventos siguientes. la Revolución Rusa, la Crisis del 29 fueron los momentos que indicaron el rumbo de los años por venir. El siglo XX estuvo marcado por dos de las guerras más sangrientas de la humanidad y la lucha de la potencias por establecer un sistema económico y político que en el futuro sería global.
En el caso del siglo XXI, este suceso fue marcado en septiembre del 2001, cuando un ataque a Estados Unidos provocó una serie de eventos que hoy en día siguen teniendo repercusiones. Y es que estos cambios no solo tienen que ver con movimientos políticos y militares. También tuvo un efecto en la psique de los americanos, quienes esa mañana perdieron una inocencia y el optimismo que habían acumulado durante los noventa. La música, las películas, los libros y percepción del mundo en general fue modificado en los años subsecuentes. Pareciera como si los atributos psicológicos del tánatos y eros sufrieron una transformación paulatina y sutil que hoy en día se podría concebir como un Zeitgeist del siglo XXI.
¿Cuáles son esos atributos?
El 11 de septiembre del 2001 destruyó con varías posturas políticas sobre la continuidad y el progreso humano que se estaban exponiendo a finales del siglo XX. La primera de ellas fue la idea del fin de la historia planteada por Francis Fukuyama en el que afirmaba que las democracias liberales y el libre mercado marcaban el fin de la historia y que el fracaso del socialismo de la URSS terminaba con un mundo bipolar que estaba en peligro constante de autodestruirse mediante armas nucleares.
El posmodernismo nacido en el siglo XX había sido golpeado duramente por los atentados del 9/11. La idea de «la muerte del gran relato» que plantearon Lyotard, Bauman y Vattimo parecía destruirse por cada muerto visto en televisión que transmitía gente arrojándose de las torres gemelas. Varías reporteros todavía utilizaron un tono de tranquilidad que venía de condiciones previas a lo sucedido. Es increíble la completa ingenuidad, desconcierto y sorpresa de las personas durante los primeros minutos del atentado. Incluso dentro de las torres muchas personas no sabían que había pasado o en que nivel de peligro se encontraban. La cara de George Bush cuando se le avisa de un segundo impacto en las torres es la misma que muchos tuvieron lejos y cerca del atentado.
Un nuevo gran relato se asomaba por el horizonte, el mundo islámico radical pareciera no estar contento con los Estados Unidos y les declaraba plenamente la guerra. A diferencia del siglo XX, el enemigo no era un Estado-Nación sino un grupo de pequeños individuos perdidos del otro lado del mundo. La crítica de la izquierda política empezó a sospechar que todo había sido un plan urdido para invadir dos países, uno de los cuales posee enormes reservas de petróleo: Irak. A diferencia de una guerra del siglo XX, los enemigos parecían ser invisibles y difíciles de erradicar de un bombazo o una invasión. La decisión de acabar con el gobierno de Sadam Hussein acarrearía una serie de conflictos étnicos que desatarían otros acontecimientos. Pero antes de llegar a ellos veamos algunos de los puntos de importancia posterior al 9/11.
Medios masivos y cambios en la psique global
Los noticiarios americanos transmitieron ininterrumpidamente durante más de 90 horas. Era la primera vez en la historia que un acontecimiento tuviera tan larga cobertura. El título de los noticiarios «America On Attack» no pudo ser eliminado de la psique de sus ciudadanos que vieron las noticias alrededor de ocho horas promedio cada día después de los acontecimientos. Todo programa de entretenimiento y varios eventos deportivos fueron cancelados. Una después de haber regresado a la programación habitual, los creadores de medios masivos eliminaron escenas que pudieran afectar emocionalmente al público o hicieran recordar los eventos. Esto más por cortesía que por interés, pues el daño ya estaba hecho. Ahora los estadounidenses estaban más tristes, desconcertados, preocupados e inseguros que nunca.
En años posteriores, géneros de música como el hip-hop y el recién nacido reguetón tuvieron un impacto mayor en la población. Los cantantes de hip-hop usaron su música para criticar las decisiones de su presidente después de los atentados. La música tuvo tal auge que se volvió un género dominante en los años posteriores. Ante la sensación de debilidad y depresión social, el hip-hop inyectó una sensación de poder y control que mucha gente necesitaba. Este miedo e inseguridad también detonaron los asuntos relativos al Eros y la reproducción. Aunque no encontramos un vínculo con el nacimiento del reguetón y el 9/11 si observamos un crecimiento de la sexualidad en la cultura popular americana. Algunos ejemplos son el incremento de relaciones de pareja en la ciudad de Nueva York y una mayor natalidad en los años siguientes.
El Eros también se manifestó en las subculturas americanas. Unos años posteriores al 9/11 el escritor Neil Strauss publicaría su libro The Game: Penetrating the Secret Society of the Pick Up Artist, un libro que revelaría una sociedad «secreta» que se formó a finales de los noventa y cuyo objetivo era seducir mujeres como estilo de vida. El uso de un vocabulario especializado, una nueva forma de concebir las relaciones de pareja y revelar verdades empíricas sobre la sexualidad y el género opuesto que dio lugar a nuevas filosofías basadas en el deseo y la explotación del sexo como estilo de vida.
A finales de la primera década del siglo XX, se abrían nuevos debates respecto al género y la sexualidad que en la siguiente década detonaron las famosas «Guerras culturales» entre feministas constructivistas y la población en general. En el libro Feminism after 9/11 Women’s Bodies as Cultural and Political Threat los autores analizan las implicaciones que tuvieron los atentados en las tesis feministas y cuales fueron sus cambios después del suceso. Las palabras «Patriarcado» y «Masculinidad tóxica» fueron empezando a ser parte del lenguaje popular de la sociedad. En el libro se muestra la prioridad de los hombres tuvieron en el evento, tanto del lado americano (héroes, salvadores) como del lado de los terroristas (misoginia, recompensa sexual en el paraíso).
Otra subcultura dentro de la sociedad occidental fue la del survivalism. Una organización social que se prepara para cataclismos de grandes magnitudes. El mismo Neil Strauss escribiría una novela respecto a su inmersión en estos círculos sociales que buscaban formas de burlar fronteras, tener mecanismos de autodefensa y escape, además del aprendizaje de todos los medios de transporte conocidos. Estos grupos también plantearon escenarios en los que tendrían que generar sus propios recursos, establecer mercados internos y formas de gobierno locales.
Otros estudios indican que la forma en que el terror había sido concebido previamente cambió con los atentados.El libro Horror after 9/11: World of Fear, Cinema of Terror habla de un mundo americano en el que el cine de terror tiene que transformarse. Las películas de terror antes del 9/11 se caracterizaban por la salvación de sus héroes o víctimas. Gracias a su inteligencia, valor o coraje lograban sobreponerse al peligro o vencían al enemigo. Posterior a esa fecha surgieron películas de terror en dónde todos los personajes morían o no lograban sobreponerse. Tal es el caso de Quarantine, Hostel, la saga de Saw y Cloverfield.
Los elementos que más destacaron en las películas de otros géneros fueron el patriotismo, la libertad, la ira y el sentimiento anti guerra que había existido previamente durante la guerra de Vietnam. Películas como Día de la Independencia o Armageddon mostraban escenas de destrucción masiva de ciudades como Nueva York. Este tipo de destrucción no se volvió a ver nuevamente en las pantallas hasta mucho después.
El optimismo de finales del siglo XX ahora se ha desaparecido en las narrativas modernas. Series de televisión plantean regularmente un mundo apocalíptico en el que el hombre vuelve a formas primitivas y tribales para poder sobrevivir. Novelas como Los Juegos del Hambre y The Walking Dead dibujan una sociedad futurista en el que la escasez, el hambre y la ley del más fuerte son predominantes. En el 2012 se tuvo la errónea idea de que el mundo se acabaría debido a una «profecía» maya. La psicosis fue casi mundial.
Libertad y espionaje
Otro componente del siglo XXI es la discusión respecto a las libertades individuales y el espionaje civil. Tras la firma del Acta Patriótica se perdieron muchas libertades con el pretexto de perseguir al terrorismo. Internet fomentó este espionaje tras el surgimiento de las redes sociales, lugares en los que el intercambio de información personal sucede continuamente. En la última década se ha entregado más información privada a las empresas y los gobiernos que en toda la historia de la humanidad. Todo esto ha dado pie a las críticas y movimientos de insurgencia contra el monopolio de la información. Annonymous, Edward Snowden y Julian Assange son tres ejemplos de activismo ciudadano contra el total control de la información por parte del gobierno americano.
En el 2007 se estrenó el documental de Zeitgeist de Peter Joseph. Dividida en tres partes, el narrador demuestra que la sociedad actual se ha alimentado de mitos para entender su realidad. Empezando con el mito del cristianismo, continúa con la hipótesis del autoatentado de las torres gemelas en las que mediante datos da a entender que es imposible que unos hombres metidos en una cueva en Afganistán pudieran tramar tan complejo atentado.
En este análisis no consideramos que tal suposición sea cierta (después de un análisis minucioso de las evidencias y las investigaciones hechas posteriormente) la idea más interesante del documental es la revelación de un plan conspiracionista para hacer que todos los seres humanos en la tierra sean controlados por un chip que sepa en dónde se encuentran y que actividades realizan. Si llegan a hacer algo en contra de las reglas establecidas, este chip sería apagado (teoría que revivió tras la llegada de la pandemia en 2020).
Aunque muchas de cosas planteadas en la película nunca sucedieron (como la formación del Amero), fueron parte de la discusiones más populares de la década que les seguiría. Gobiernos manipulando a la sociedad que gobiernan y estrategias para retener la mayor cantidad de información mediante el uso de la tecnología. El nacimiento de los teléfonos inteligentes a finales de la primera década del siglo XXI fueron otro de los detonantes de este flujo de información. Para el filósofo Byung-Chul Han la vida habría adquirido nuevas estrategias de control. Inspirado en el concepto de biopolítica de Michel Foucault, el autor surcoreano explora de la posibilidad de observar a las nuevas tecnologías como instrumentos de autosometimiento.
Dice Han en su libro Psicopolítica “En la sociedad del cansancio el individuo es prisionero, celador, víctima y verdugo a la vez.” Según el autor, una revolución por parte de los jóvenes es imposible debido a que es el individuo el que se somete voluntariamente al sistema y se autoimpone castigos. Considera que el concepto de biopolítica foucaultiano no es suficiente para examinar a la sociedad actual y la reemplaza por el de psicopolítica. En este nuevo tipo de política, el autosometimiento es el instrumento base del control. Al ejercer esta forma de control, el individuo sufre de depresión, agotamiento, cansancio extremo y síndrome de burnout.
Mientras que en el comunismo se ejerce un control externo de un individuo a otro, en el capitalismo «neoliberal» el individuo es el encargado de someterse voluntariamente. Gracias a las nuevas tecnologías, el individuo es capaz de expresarse libremente lo que eleva el panóptico de Bentham a niveles nunca antes vistos en la sociedad. La enorme cantidad de información que se arroja diario a sociedad hace que tanta información genere un ruido en el que al final ninguna voz termina siendo dominante. Gracias al manejo de la información en masa (conocido como Big Data) Ahora se puede saber el sentimiento generalizado de países enteros a la vez que se puede predecir su comportamiento.
Fichas de dominó
Después del 9/11 el gobierno norteamericano decidió emprender una guerra en Medio Oriente. Primero en Afganistán y posteriormente en Irak. Las bolsas de Estados Unidos y otras partes del mundo tuvieron una caída y cierre durante casi una semana. Además de la caída de las acciones de las dos aerolíneas afectadas, el oro también tuvo un incremento en su valor. Los ingresos por turismo en Nueva York y Estados Unidos disminuyeron drásticamente. Los ataques provocaron una recesión que había empezado en marzo de ese mismo año. Está recesión además tuvo que incrementar el gasto público para el combate al terrorismo y una política de baja en las tasas de interés de la Reserva Federal que llevo a un incremento en el crédito público. La facilidad para obtener dinero a bajas tasas de interés llevó a muchos a comprar propiedades que estaban fuera de sus posibilidades de pago. Esto causó posteriormente el segundo evento más importante de la década: la crisis económica del 2008.
La invasión a Irak tuvo repercusiones geopolíticas. La primera de ellas fue la desestabilización regional. Sadam Husseim había logrado mantener en orden a las diferentes etnias que habitan la zona (específicamente a las chiítas y los sunitas) quienes posteriormente a la invasión empezaron a pelearse entre sí. La desestabilización de la zona creo grupos radicales del Islam que se integraron al conflicto. El Estado Islámico o ISIS (también llamado Daesh) fue una organización unida a Al Qaeda que buscaba establecer un estado de Irak. Este estado se regiría por la ley Sharia y buscaría imponer un solo gobiernos en todos los países islámicos bajo un Califato. En su mayor apogeo llegó a controlar una gran zona de Irak y muchos de ellos fueron a Siria para continuar con su expansión. Fue hasta la intervención de potencias militares como Rusia que se frenó su avance.
El país adyacente a Irak, Siria, también entró en conflicto. La Primavera Árabe marcó el inicio de una serie de protestas en todos los países musulmanes. Estas protestas se dieron también en Siria y fueron reprimidas por el presidente Bashar al-Asad. El conflicto escaló en tales magnitudes que se inició una guerra civil entre diferentes bandos. Miles de personas tuvieron que huir de sus casas y migrar hacia países vecinos y Europa. Esto provocó una crisis migratoria que hasta la fecha se sigue desarrollando en todo el continente europeo. Las consecuencias de una migración masiva de personas musulmanes hacia lugares como Alemania, Suecia y Francia aún no han tenido una repercusión tangible (en el sentido político) aunque si lo han tenido en el sentido cultural y religioso.
Diversos ataques terroristas han sucedido de forma posterior al 9/11. Un atentando en Madrid, otro atentando en Inglaterra y unos años después el atentado a las oficinas de Charlie Hebdo y ese mismo año el atentado de Paris en diversos puntos de la ciudad. Todos estos dejaron decenas de muertos y claros mensajes de los grupos radicales: la guerra santa continúa. La Unión Europea tuvo una serie de conflictos con sus integrantes debido a que algunos apoyaban la recepción de refugiados mientras otros estaban en contra. Parte de este conflicto pudo haber desatado la separación de Gran Bretaña de la UE.
Las ideas de tolerancia, apertura cultural y visión progresista de los países europeos choca frontalmente con la visión ortodoxa, intolerante y retrógrada del Islam. Esto ha provocado que el diálogo entre pueblos se casi nulo y los migrantes decidan formar sus propias leyes dentro del país que les acoge. El fundamentalismo islámico ha tenido más poder de convencimiento que su contraparte, pues se estima que hasta el 10% de los integrantes de ISIS tienen un origen europeo. Esto a la vez choca con el alto índice de natalidad que poseen los musulmanes en comparación con la baja tasa de nacimientos de la mayoría de los países europeos. Panorama que podría hacer que los habitantes originarios del país se vuelvan minorías antes de finalizar el siglo. Y el Islam conseguirá todavía más adeptos para presionar a otros países a su conversión.
En términos estratégicos, el terrorismo no tiene ninguna posibilidad de triunfo. Pero una aceptación pacífica de convertidos y una mayoría de su población podría suponer el fin de una Europa laica en el largo plazo.
¿La continuidad de la modernidad, o el inicio de un neomedievo?
En palabras de Jürgen Habermas, la modernidad es un proceso inacabado. La posmodernidad ha atacado la racionalidad y ha perdido la fuerza que poseía en la Ilustración. Para Habermas, la respuesta estaría en un diálogo conciliador en el que prevaleciera la razón. Proponer un camino distinto, dentro de la misma cultura occidental, tenga resultados interesantes en las artes pero como proyecto de progreso humano nos llevará a la edificación de un nuevo medievo.
En la segunda década se ha visto un aumento generalizado de grupos antivacunas (ganando una fuerza tremenda después de la pandemia), personas que creen que la tierra es plana y religiosos (institucionalizados y New Age) que defienden sus dogmas por encima de cualquier cosa. El ataque a las Torres Gemelas vino de una cultura que nunca pasó por los debates epistemológicos que si tuvo occidente, o que hizo reformas a su sistema de creencias. La cultura islámica es el medievo contemporáneo.
Habermas considera que vivimos en una sociedad defectuosa que debemos reformar. Un horizonte común daría continuidad al gran relato de la modernidad y nos podría de cara a los retos que hoy en día suponen a la cultura occidental. La ciencia va más allá de un uso y explotación de la tecnología sino que abre un campo laico de interpretación del mundo en el que ninguno discurso fundamentalista puede imponerse a la razón explicativa del mundo y la vida. En este segundo aspecto, es dónde la ciencia ha cojeado de una pata.
La vida moderna ha eliminado gran parte del misticismo y la explicación holística que tanto llenó la religión. La fuerza del Islam reside en la capacidad que tiene para llenar el hueco. Según Jacques Derrida «Lo que propone el terrorismo es poner todas las fuerzas capitalistas y tecnocientíficas al servicio de una interpretación dogmática de la revelación islámica». La fuerza del terrorismo no reside en las muertes que causa sino en el poder mediático que tiene sobre los individuos que la observan. En este sentido, Estados Unidos tuvo una enorme culpa de los cambios psicológicos de su población.
El yihadismo actual tiene un funcionamiento reticular o, rizomático, que no reproduce las cadenas de mandos verticales de los ejércitos canónicos.
Scarvino, Dardo, El Sueño de los Mártires
La posibilidad de un Derecho Internacional establecería mayores contrapesos contra los intentos de colonización físicas o ideológica de la cultura islámica en occidente. También tendría una utilidad para establecer sanciones y una capacidad de intervención real contra países. Tanto Kant como Hannah Arendt estarían a favor de esta postura, sin embargo, podría ser la antesala de un Nuevo Orden Mundial. Idea que hoy en día existe en gran cantidad de fanáticos de análisis conspiracionistas que consideran que veremos esta forma de gobierno en un futuro no muy lejano. Aunque la posibilidad exista, la idea de un mundo global se ha visto fragmentada por la continua lucha entre países que siempre han sido aliados y que en la actualidad rompen lazos que tenían previamente.
Los ideólogos del Estado Islámico comprendieron, en todo caso, que los atentados en los países occidentales agravarían la desconfianza de la mayoría de la población hacía sus vecinos musulmanes, y que esta desconfianza, este temor, esta separación cada vez más acentuada entre <<nosotros>> y <<ellos>>, incrementaría proporcionalmente el alistamiento de los jóvenes en las fuerzas de la yihad. Les bastó para esto observar el crecimiento de las opiniones antimusulmanas después del 11 de septiembre o tras los atentados de Madrid, Londres o París.
El más grande éxito del islamismo político es, en este aspecto, la popularidad de la francesa Marine Le Pen, del holandés Geert Wilders o del norteamericano Donald Trump. Un islamista sirio naturalizado español, Abu Musab al-Suri, explica en su popular Llamado a la resistencia islámica mundial aparecido en 2005, que el objetivo de los yihadistas consiste en destruir las sociedades europeas desde adentro, provocando un enfrentamiento entre las diversas comunidades e incrementando el alistamiento de jóvenes afectados por el ambiente islamofóbico generado por los propios atentados.
El sueño de los mártires, Dardo Scarvino
De esta forma, con unos cuantos cuchillos, diecinueve sujetos, cuatro aviones y una idea religiosa extrema habrán sido las herramientas para la creación del siglo XXI. Tendrán que pasar otras décadas más para que sepamos si aquel día fatídico sean el punto de inicio de un futuro que se observa poco prometedor y en el que la sociedad quizás vuelva a los tiempos oscuros en los que se sumió tras la destrucción del Imperio Romano.
Actualización 2021, el fin de la era 9/11
Un año después de la pandemia que marcaría la llegada de una nueva década, en diversos artículos de Estados Unidos se propone el fin de la era después de los atentados. Los últimos eventos vividos a nivel mundial han modificado mucho de las expectativas pensadas 20 años atrás. En primera, con la retirada definitiva de Estados Unidos de Afganistán y la conquista inminente de los talibanes; Estados Unidos ha librado una costosa guerra que no ha hecho más que fortalecer y multiplicar a los insurgentes. A pesar de que Estados Unidos utilizó tecnología de punta para bombardear con drones a gente clave de Al-Qaeda, estas acciones no hicieron más multiplicar a los adeptos al grupo terrorista al ver a sus seres queridos muertos por las bombas americanas.
Cuando inició la invasión de Afganistán en el 2001, un alto porcentaje de la sociedad americana respaldaba la guerra. Dos años más tarde, basándose en la confesión de un preso de Guantánamo bajo tortura, Estados Unidos inicia una nueva guerra más en Irak, pensando que el dictador poseía armas de destrucción masiva (idea que resultó ser falsa) y que provocó el descontento de la población americana y del mundo. Al dividirse en dos guerras, el gasto militar se tuvo que partir en dos y el foco de atención principal se perdió. Este sería, según especialistas y políticos que estuvieron a cargo durante esos años, el peor error de Estados Unidos.
Con la muerte de Sadam Hussein, todos los grupos tribales de la zona comenzaron a luchar entre sí y desestabilizar la zona. A largo plazo, esta sería una de las razones del nacimiento de ISIS y el Califato de grupos radicales en Siria. Con la fuerza organizativa suficiente para reclutar nuevos miembros desde cualquier parte del mundo y planear ataques sin necesidad de una estructura jerárquica. Esta habilidad le fue suficiente para planear los ataques terroristas en Francia en el 2015.
Afganistán se convirtió en una profecía autocumplida. Los afganos creen que los imperios llegan a morir a sus tierras. Incluso los americanos estuvieron conscientes de esto; en la película de Rambo III, que se desarrolla en Afganistán, un local le menciona esta frase John Rambo. Los soviéticos, los británicos, e incluso Alejandro Magno no pudieron invadir exitosamente el país debido al apoyo de los americanos. Ahora es EEUU quienes no pudieron controlar el país en más de 20 años de ocupación.
La pregunta que sale al aire. ¿En dónde cometieron errores? ¿Por qué uno de los imperios más poderosos de la historia con una enorme cantidad de recursos no pudo establecerse en un país con 38 millones de habitantes? y uno de los más atrasados del mundo. En el 2001, las fuerzas militares estadounidenses en coalición con Reino Unido y Canadá tuvieron la oportunidad de capturar a Bin Laden antes que pudiera escapar hacia la frontera con Pakistán. Sin embargo dejaron escapar esta oportunidad y en cambio hicieron una persecución muy tibia en razón del poder y capacidad del ejército gringo. El hecho que les haya tomado 10 años su captura no hizo más que avivar su leyenda y reducir la capacidad de ponerle un punto final al conflicto.
Otro problema que se generó a largo plazo fue la falta de visión del gobierno americano para anunciar un plan de pacificación completa del país. Los retos orográficos que presenta el país hacen muy difícil la movilidad y comunidad entre regiones. Los intentos por construir un cinturón carretero que conectara al país con los principales centros urbanos fue también un fracaso. Además, pareciera como si la inteligencia americana no haya puesto mucha atención en las diferencias tribales que existen en el país y la enorme corrupción que impera en el gobierno que armó entre los locales.
El enorme gasto hecho en 20 años en Afganistán y los otros países colindantes no le han servido de nada a la guerra contra el terrorismo. Como menciona el más reciente documental de Netflix: Punto de inflexión: El 11S y la guerra contra el terrorismo, Bin Laden estaría orgulloso del enorme éxito de su empresa. El tamaño de organización que es hoy en día Al-Qaeda es superada en creces por lo que existía cuando sucedieron los ataques a las torres gemelas. Muchos de ellos ven a Bin Laden como un modelo a seguir y dado que ahora Afganistán está en poder de los talibanes nuevamente, los ataques hacia Occidente continuarán indefinidamente.
Con la llegada de la pandemia en el 2020, el gran evento que modificó la historia ha sido opacado por un nuevo evento catastrófico de proporciones mundiales que también modificará nuestra psique y la forma en cómo vemos el mundo. Se abrieron nuevas latas de gusanos que habían estado guardadas en la modernidad. Vimos que unos meses sin actividad humana pueden cambiar la contaminación mundial, los enormes huecos de los países más desarrollados en atención a las emergencias y el terrible liderazgo de Estados Unidos en cuanto a muertes y control de la epidemia.
También llegó la exacerbación del autoritarismo digital en pos de la salud como sucedió en China y la llegada de un nuevo grupo global conspiracionista que rechaza la imposición de la vacuna en favor de la libertad y, finalmente, la posible llegada de enormes catástrofes naturales derivadas del cambio climático que dan por terminada la era del 9/11.
Para todos los Millennials, el 9/11 moldeó nuestras vidas de alguna forma u otra. Esta generación fue moldeada por muchos de los eventos posteriores a este ataque. Los libros de historia marcarán este día como el inicio del siglo XX. Ahora, 20 años después, con la llegada de una pandemia mundial, hemos pasado la página a un nuevo evento histórico significativo que marcará mucho de los sucesos de está década y las décadas subsecuentes.
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Para saber más
Fukuyama, Francis El Fin de la historia y el último hombre / México : Planeta, 1992
Napoleoni, Loretta. Yihad : cómo se financia el terrorismo en la nueva economía / Barcelona : Tendencias, 2004.
Friedman, George Los próximos cien años : pronóstico de los acontecimientos que alterarán el mundo en este siglo
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