La supuesta actitud maquiavélica también se observa en programas políticos como House of Cards en el que el personaje principal hace uso de su virtú para sortear obstáculos dados por la fortuna en la jungla política. Durante su carrera para el ascenso político Francis Underwood (Kevin Spacey) no dudará en usar todos los medios políticos necesarios para conservar la mayor cantidad de poder posible. Esto nos habla de la actualidad de la figura del pensador que ha sido llevada a un estado casi mítico de su persona. Al igual que otros personajes de la historia, muchos de estos atributos fueron dados por la idea popular de lo que fue realmente el personaje. Es justo al revisar la obra del autor cuando nos damos cuenta que su pensamiento no refleja necesariamente lo que se cree de él. Integrando sus textos frente al contexto histórico encontramos una mejor “fotografía” del porqué escribió lo que escribió. Veamos algunos de estos aspectos.
Maquiavelo nació en Florencia, una ciudad-estado que necesitó de los condottieri para poder defenderse de las amenazas externas de otras ciudades-estado. Estos mercenarios italianos solían actuar por motivos económicos y era fácil hacer que cambiaran constantemente de bando. Aunado a ese problema de organización militar, otros dos factores importantes estaban modificando el panorama político de lo zona: la llegada de la pólvora como elemento clave de las guerras de Europa y la globalización del comercio por el descubrimiento de América y otras rutas de intercambio hacia Asia. La economía también estaba sufriendo un cambio importante con el nacimiento de la banca y el préstamo. Los Medicis fueron una familia de actores políticos que sostuvieron diversos encuentros bélicos con otras ciudades-estado. Principalmente Roma y el Papa que veían en Florencia un nido de perversión y decadencia del pensamiento cristiano.
Fue este el ambiente en el que se desarrolló el pensamiento político de Maquiavelo. Es en otras obras menos conocidas del escritor en dónde se observa más el contexto político de la Italia de su época. En sus Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio expresa su admiración por la Roma Antigua en la que los soldados se desempeñaban también como civiles y las ciudades tenían una mejor defensa militar que no estaba sojuzgada por el capricho de los mercenarios de su época. A la vez que en El Príncipe describe las relaciones políticas, en sus Discursos habla de una república como la mejor forma de gobierno. Maquiavelo buscaba que la Italia de su época tomara lo mejor de la antigüedad y lo incorporará al orden de su época. Es este ejemplo del pensamiento polifacético del autor que como dice Claude Lefort en su texto sobre Maquiavelo es tratado de ser diabólico, tirano o encarnación de la inmoralidad (Lefort, 2010).
El trabajo que realizó el florentino en su obra El Arte de la Guerra describe aún más su admiración por las culturas antiguas. Si en Tucídides y su obra Historia de la Guerra del Peloponeso podemos observar el estilo de escritura en forma de tragedia griega, en el texto de Maquiavelo se desarrolla en forma de diálogo platónico. En este diálogo intervienen varios personajes en los que uno personifica el pensamiento del autor. Su intención es evocar las cualidades positivas del pueblo romano a fin de que sus lectores buscaran imitar sus virtudes en la época de Maquiavelo. En el texto se puede ver que Cosme Rucellai apela a él orden, disciplina y virtú, como atributos necesarios para la estabilidad de un gobierno. Al igual que en su popular obra El Principe el escritor analiza las íntimas relaciones existentes entre política, guerra y el orden militar/civil. “Un príncipe no debe tener otro objeto ni pensamiento ni preocuparse de cosa alguna fuera del arte de la guerra y a lo que a su orden y disciplina corresponde…”(Maquiavelo 1513) esta frase viene a resumir el postulado de Maquiavelo: sin un buen ejército no se puede fundar un buen estado y sin estos brazos no se pueden fundar buenas instituciones. Sin esas buenas instituciones, el príncipe no puede ver realizado sus planes. La base del pensamiento maquiaveliano está fundamentado en una praxis política en la que obtener poder, conservarlo y hacerlo crecer es el objetivo esencial. La estrategia es el procedimiento por el cual se accede a este objetivo. Veamos más al respecto.
Estrategia y quehacer político en Maquiavelo
La comprensión del pensamiento de Maquiavelo llega cuando se consultan otras obras del autor que no gozan de la misma fama que El Príncipe. Estas ideas no fueron desarrolladas en la actividad intelectual solamente sino que fueron resultado de la experiencia en sus años como funcionario público y observador de primera mano de la actividad política de la Italia de la época. En sus Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio retoma la habilidad estratégica de la antigua Roma para mantener su República. Tito Livio fue uno de los historiadores oficiales quién vivió en la época del primer y segundo triunvirato en Roma y quien por orden de Augusto escribió Ad Urbe Conditia Libri en el que describe los primeros años de la ciudad y la relación de sus gobernantes. Maquiavelo se siente identificado con Tito ya que ambos vivieron épocas de constantes guerras y acciones de príncipes extraordinarios. Para Maquiavelo fue César Borgia mientras que para Tito fue Augusto. Los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio fueron escritos en la primera década de exilio del escritor y cuya intención va hacia llevar la política descrita en El Príncipe en las instituciones y estrategias tomadas en la época que narra Tito Livio. De la misma forma usa El Arte de la Guerra para hacer un descenso de sus ideas escritas en sus Discursos enlazando sus instituciones políticas y estrategia con instituciones militares, doctrina operacional y métodos tácticos para llevarlos a cabo (Courses, 2012).
En su análisis, Maquiavelo encuentra en los textos de Tito Livio la respuesta a la pregunta de muchos historiadores: ¿De dónde proviene la grandeza de Roma? En repetidas ocasiones el florentino encuentra muchas anécdotas históricas que se repiten constantemente y forman patrones de conducta que observa también en Florencia y otras ciudades de su época. Las decisiones que estos personajes históricos toman para resolver conflictos internos y externos deben ser tomando en cuenta por los italianos contemporáneos a Nicolás. Mientras que Florencia depende de sus políticos corruptos y su Fortuna para sobrevivir, Roma contaba con instituciones fuertes y las riendas de su destino. Esto debido a la capacidad de los políticos romanos para enfrentar los conflictos gracias a su virtú.
Puestos en comparación, los florentinos de Maquiavelo salen muy mal parados frente a los romanos de la antigüedad. Los segundos gozan de una increíble virtú mientras que los segundos dejan destino a la casualidad. Los Discursos también parecen ser una reivindicación del autor por El Príncipe en el que repudia la ayuda dada al tipo de gobierno monárquico y que en este texto lo pone al servicio de la causa republicana (Lefort, 2010).
En el primer capítulo de Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio el pensador italiano observa el balance ideal de una república. Al igual que Cicerón y Aristóteles las tres formas de gobierno (monarquía, aristocracia y democracia) se ven representadas en los cónsules, los senadores y los plebeyos. En el segundo capítulo habla sobre dos poderes de Roma que se apoyaron mutuamente para expandirse: las legiones y la cultura romana. Gracias a la conquista de las legiones la forma de vida de los romanos fue impuesta en las colonias dominadas y la homogeneización en su forma de pensar y gobernarse trajo consigo una mayor estabilidad política.
Maquiavelo hace también una comparación entre los gobiernos de Esparta y Atenas. Para el autor, los espartanos tuvieron un gobierno más duradero que los atenienses. Considera que el legislador Licurgo de Esparta dejó mejores leyes al distribuir el poder entre el rey y el pueblo, mientras que Solón logró que su constitución puramente democrática durara solamente un par de décadas (Maquiavelo, 1516). La riqueza pareciera ser un determinante en el poder político y hegemónico de las repúblicas imperialistas. Sin embargo existen dos ejemplos históricos que refutan este axioma. La primera es la pérdida de Atenas, una ciudad rica contra Esparta, una nación menos acaudalada. También existe el caso de Persia que aún con todas sus riquezas no pudo contener el avance de Alejandro Magno que llegó de una Macedonia con una posición económica más pobre. En ambos casos, la Fortuna fue la causante de la pérdida de ambos pueblos. Maquiavelo se centra mucho en la fuerza militar de los antiguos y como estos usaron la adaptabilidad en el plano militar y político para triunfar sobre otras fuerzas. Esta misma capacidad de adaptación fue esencial en lo político cuando las potencias del senado se vieron confrontadas con la de los tribunos y los cónsules en el periodo del triunvirato que terminó con la llegada del primer césar.
Maquiavelo también parece sostener su argumento de la buena república romana en la virtú de sus ciudadanos. Al ser ciudadanos del Estado que habitan, luchan por el orgullo de pertenecer a la nación además de ganar glorias y riquezas para el mismo.
Sin duda los Discursos sobre la Primera Década de Tito Livio desnuda mucha de las ideas planteadas en El Príncipe y nos plantean la visión de lo importante que es para los actores políticos la estrategia en diversos planos del actuar social. Tanto el orden como la disciplina en el plano militar garantizan el orden dentro las instituciones del Estado además de planeación de leyes que garanticen el balance interno de la república. Desde esta perspectiva Maquiavelo se devela como un autor del deber ser contrario a los postulados de su obra más conocida. Claude Lefort sostiene que quizás el florentino se vio impulsado a tomar esta postura por las condiciones políticas de la época (Lefort, 2010). Lo que nos plantea la pregunta acerca de la moralidad del autor y su aparente contradicción en ambos textos. Lo cual procederemos a analizar.
Moral y filosofía política en Maquiavelo
La popularidad de Nicolás ha estado arraigada principalmente en aquellos que ostentan el poder político. El Príncipe en términos toscos suele ser el sinónimo de aspiración de los dictadores y gobernantes de los últimos siglos. El hecho de que estos personajes detenten tanta admiración por el escritor le ha ganado el título de maquiavélico a todo aquél que urda planes a escondidas y tiende trampas mediante sus habilidades cortesanas para ganar en detrimento de otros. Esto pone a discusión la posición que se encuentra el autor frente a la moral. El mismo Vaticano acusó a los textos del florentino como un regreso al pensamiento pagano en menoscabo del cristiano.
La postura de Maquiavelo se basa en lo que hoy llamamos realismo político o realpolitik en el que no se imaginan situaciones ideales o lugares imaginarios del orden perfecto sino las acciones adecuadas en las ciudades-estado existentes y como se conquistan y conservan las mismas. En El Príncipe se rompen los principios morales, las verdades políticas y el buen actuar en pro de la conservación del poder. La astucia y la falsa cortesía son herramientas por las cuales se mueve el príncipe para ganar acuerdos políticos y eliminar rencores. Bajo estos argumentos ¿podríamos considerar la obra de Maquiavelo como amoral o malvada?
El leitmotiv de la obra maquiavelina es el concepto de virtú frente a otro concepto más conocido y estudiado por otros autores: la virtud. Elemento esencial de pensadores políticos de la antigüedad como Platón o Aristóteles, la virtud son todas aquellas características de los gobernantes que le dan el atributo positivo de “buen gobernante”. Justicia, fortaleza, prudencia y templanza son las areté del pensamiento griego. Esto en contraste con la virtú maquiavelina que significa en algunos casos, lo opuesto a la moralidad, adaptarse a las circunstancias de forma apropiada. Actuar ante los gobernados moralmente si sirve a algún propósito, es decir usar la moral flexible como arma política. Lo que logra una persona con virtú es contener el caos de la fortuna y capitalizar lo trae consigo. Al contrario de la perspectiva cristiana que deja a Dios todos los sucesos en la vida, en la religión romana, los dioses premian la actitud decidida y la audacia del gobernante (Courses, 2012).
La previsión, el cálculo y los posibles escenarios son parte de los consejos dados por Maquiavelo en El Príncipe y sus otras obras. La estrategia es el consejo general de autor. Los principios por los cuales se juzga a un gobernante es la capacidad que tiene para mantenerse en el poder. La virtú no sólo se manifiesta en el individuo sino en otros niveles de la sociedad. Las instituciones del Estado pueden tener virtú, los gobernantes y los ciudadanos también pueden presentar virtú en sus acciones.
Virtú o deber ser, una reflexión
Una de las impresiones más llamativas que tuve del autor cuando empecé a realizar la investigación es la cantidad de especialistas en Maquiavelo. Personajes de diversas procedencias ideológicas lo consideran un camarada y revisan tanto concordancias como desacuerdos. Maquiavelo a mi parecer, es el Nietzsche de la filosofía: rebelde, pragmático, opositor y controversial. También posee la cualidad contradictoria de Nietzsche, no es el mismo en un libro que en otro. Para mí El Príncipe fue una estrategia del mismo autor para volver a la política pregonando lo que el mismo pensaba a fin de ganarse la simpatía del gobernante en turno. Mientras que en Discursos habla un Maquiavelo más sincero y optimista. Es uno de esos autores que tiene que leer casi en totalidad para no irse con malas percepciones. El debate que parece aún estar vigente y en el que queremos ahondar en la parte final de este trabajo es la idea de la virtú como herramienta última para la conservación del poder político e incluso superior a la postura del deber ser de otros autores de la ciencia política.
En el contexto político de Maquiavelo, la unificación de Italia era uno de los motivos principales por los que Nicolás se convirtió en un escritor. La razón principal de sus Discursos fue a mí parecer un anhelo por encontrar por qué Italia perdió los atributos que los hicieron convertirse en un imperio y sobre todo en una nación unificada. Esa capacidad para enfrentar los problemas externos e internos que tenían los romanos parece haberse perdido en la corrupción y cambio de moral sucedido tras su caída y la instauración del cristianismo.
Considero que Maquiavelo se apegó a la máxima de Séneca en Cartas a Lucillo: “¡Que! ¿No sigues la huella de los antiguos? Sí, pero con reservas, con la condición de poder añadir alguna cosa, cambiar algo, y abandonar aquello que no me parezca. Soy su discípulo, no su esclavo» Si bien retoma y concuerda con los tipos de gobierno en Aristóteles y Cicerón rebasa su actitud idealista o del deber ser en cuanto recuerda el contexto histórico en el que está viviendo, gente asesinada frente a la catedral y orgías de los representantes de la moral cristiana en secreto. Por otra parte es apropiado dar a Maquiavelo la etiqueta consumidor de la historia antes que un analista a profundidad. Claude Lefort y Harvey Mansfield (1983) coinciden en que la revisión a Tito Livio por parte del florentino obedece más a demostrar la postura que sostenía que a analizar las propuestas teóricas del deber ser político. Una diferencia clara con Aristóteles que fue mucho más intelectual e imparcial al respecto.
Cuando se revisan otras obras importantes del pensamiento político uno se encuentra con ideas que parecen muy alejadas de la realidad o que plantean una perspectiva muy optimista de la psique humana. Algo que Maquiavelo se dio cuenta en su propia vida: los hombres cambian de parecer cuando se encuentran frente al poder político. Yo diría más atinadamente que se revelan sus verdaderas personalidades y se corrompen cuando observan a otros realizar el juego político más sucio.
Es por eso que me ha parecido tan fascinante observar en nuestra cultura este debate. El ejemplo más fresco y sostiene muchas posturas políticas de los clásicos es la serie de televisión The Walking Dead en el que los seres humanos parecen partir del punto cero (estado de naturaleza) tras el apocalipsis zombie para reorganizarse. Democracia, tiranía y oligarquía son puestos en la serie y sus personajes para cuestionarnos el verdadero espíritu de la condición humana en el que el uso de virtú parece ser la carta más útil en la sobrevivencia y conservación del poder político. Como seres políticos no debemos olvidar un elemento importante que Nicolás Maquiavelo no duda en recordarnos: No se puede, pues, atribuir a la fortuna o a la virtud lo que se consiguió sin la ayuda de una ni de la otra.